Origen de JMV
1.- Un deseo de la Santísima Virgen.
Fueron varias las apariciones de la virgen inmaculada a Santa Catalina Labouré y aunque la que tuvo una trascendencia universal fue la que mandó acuñar la Medalla Milagrosa (27 de noviembre 1830), hubo otra visita de María, sin tanta resonancia, pero no menos importante; fue la del 18 de julio de 1830, la primera, en que la Virgen demostró su preocupación y amor hacia la Familia Vicentina de un modo especial. En aquel encuentro de dos horas, la Virgen de anunció muchos eventos importantes, que confiaba a Catalina. En aquella noche memorable pedía la fundación de una “congregación Mariana”, o Asociación de Hijos e Hijas de María, a la que iba a conceder muchas gracias.
Por dos veces, en una doble reseña, Santa Catalina Labouré expresaba el deseo claro y final de María al P. Aladel. “La
Santísima Virgen quiere que dé comienzo a una Orden, de la cual usted será su fundador y director. Se trata de una
cofradía de Hijos e Hijas de María”.
En los inicios las pensionadas de las Hijas de la Caridad eran invitadas a reuniones de oración y estudio. Aquello tenía aires de renovación. El mismo P. Aladel estaba sorprendido. Las jóvenes se hallaban atentas y dispuestas y no era difícil hacer una selección. Desde 1835 a 1847 se organizaron quince centros, entre ellos uno en Reuilly, en la casa donde Santa Catalina vivía una vida oculta, dedicada a los ancianos.
En los principios estos grupos no tuvieron una estructura regular y completa; no eran más que ensayos, sin embargo
produjeron maravillosos resultados. Pero la obra estaba en marcha. Se sabía que la Virgen velaba y protegía la obra.
Benigna Hairón fue la primera Hija de María. Había nacido en 1822 y huérfana de padres, ingreso en el internado de
Beaune, que regentaban las Hijas de la Caridad. Cuando contaba 16 años fue elegida el 8 de diciembre de 1833 para
ser la primera Hija de María, modelo de virtudes para las que le seguirán en este itinerario mariano.