El evangelista al relatar sobre el acontecimiento de la RESURRECCIÓN nos hacía saber que las mujeres fueron EL PRIMER DÍA DE LA SEMANA muy de madrugada al sepulcro llevando los perfumes (aromas y ungüentos) preparados

Pero encontraron la tumba vacía y ante su desconcierto se les aparecen dos personajes para  hacerles caer en la cuenta que no deben buscar “entre los muertos al que está vivo” y les recordaron las palabras del Señor “cuando todavía estaba en Galilea: EL HIJO DEL HOMBRE TIENE QUE SER ENTREGADO A LOS PECADORES Y SERÁ CRUCIFICADO; Y ALTERCER DÍA RESUCITARÁ”.

“Ellas entonces recordaron sus palabras, se volvieron del sepulcro y contaron todo a los ONCE y a todos los demás”. Los APÓSTOLES tomaron el relato como una fantasía y así lo van a recordar los AMIGOS DE EMAÚS cuando le comentaban al Señor por el camino “…Es verdad que unas mujeres de nuestro grupo nos  han DESCONCERTADO; ellas fueron de madrugada al sepulcro y al no encontrar el cadáver, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles asegurándoles que Él está vivo…” Estos mismos amigos que al final de la tarde terminarán reconociéndolo al partir el pan, lo que los llevo a volver corriendo donde estaba el grupo para contar lo que les había sucedido y al llegar los compañeros “AFIRMABAN: REALMENTE HA RESUCITADO EL SEÑOR Y SE LE APARECIÓ A SIMÓN” y los amigos de Emaús también pudieron dar testimonio de lo que les había sucedido por el camino y como lo habían reconocido al Señor al partir el pan.”

Es en este contexto que el Señor Resucitado se les aparece a todos y les desea la paz y reconoce que ellos están ESPANTADOS Y TEMBLANDO pues pensaban que el que estaba al frente de ellos era un fantasma por lo que Él se ve precisado en hacerles caer en cuenta que realmente es Él que resucitado mostrándoles las huellas de los clavos que lo sostuvieron en la cruz comió delante de ellos.

Luego de quedar establecida la identidad del que está delante de ellos el Señor Jesús “les abrió la inteligencia para que comprendieran la escritura”

Es aquí donde se ubica el relato del evangelio de esta fiesta solemne de la ascensión del señor donde les hace recordar lo que decían las escrituras y cuál es la tarea que van a tener que realizar: “el mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén”.

La razón por la que ellos deben llevar adelante la tarea de predicar en su nombre es que ellos son testigos de todo lo acontecido. Y para que puedan realizar esta misión les promete que serán revestidos de una fuerza que viene de lo alto, dándoles a entender que esta tarea que van a realizar no solo depende de sus propias fuerzas y habilidades sino que por sobre todo es misión y obra de Dios realizada por medio de ellos así como la realizó por medio de su persona. Ellos serán los continuadores de la misión.

Dada la misión y la razón para convencer a sus discípulos que ellos deben ser los continuadores de la misión y antes de separarse de ellos, subiendo hacia el cielo, el Señor Jesús “LOS BENDIJO” y ellos regresaron a Jerusalén con GRAN ALEGRÍA.

Siguiendo lo que les indicó el Señor Jesús ellos volvieron a Jerusalén donde “estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios” y esperando  que se cumpla la promesa del Padre y que el Señor va a enviar y que a ellos los va a revestir con la fuerza de lo alto y que los hará capaces de realizar la misión.

QUE TAMBIÉN NOSOTROS, BAUTIZADOS, REVESTIDOS DE ESA FUERZA DE LO ALTO, SEAMOS CAPACES DE TESTIMONIAR LO QUE HIZO EL SEÑOR Y ANUNCIEMOS A TODOS LOS PUEBLOS “LA CONVERSIÓN Y EL PERDÓN DE LOS PECADOS”.

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