Este domingo VI de Pascua nos trae el evangelio donde el Señor Jesús sigue instruyendo a sus discípulos a quienes no solamente les hace notar que para que todos los reconozcan como sus discípulos deben amarse unos a otros sino que en esta oportunidad les va dando pistas sobre en qué consiste este amarse unos a otros y cuál es el trasfondo de ese amor.
Empieza ayudando les a comprender en que consiste ese amor, que es lo que lo verifica como verdadero o como falso para que no haya ambigüedades. “El que me ama guardará mi palabra” primera regla para verificar si nuestro amos a Él es verdadero. Solo quien guarda su palabra queda seguro que su amor por el Señor es verdadero. Y como para animar a este ejercicio de guardar su palabra le dice también “Y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos orada en él” hasta aquí la enseñanza es en positivo, para pasar luego a una enseñanza en negativo “El que no me ama no guardará mis palabras” y para que comprendan la gravedad de la cosa les hace notar que “la palabra que ustedes están oyendo no es mía, sino del Padre que me envió” es decir se trata de guardar o dejar de guardar la palabra del Padre.
Hecha esta primera enseñanza pasa el Señor Jesús a hablar de uno que el Padre les va a enviar como auxilio “…pero el Defensor, el Espíritu Santo que enviará el Padre en mí nombre” es quien les ayudará no solo aprender bien esa palabra, “…el Espíritu Santo, que enviará el Padre… será quien les enseñe todo…” sino que también les ayudará a recordar todo “…y les recuerde todo lo que les he dicho”. De tal manera que nadie pueda decir que por falta de memoria o inteligencia no pudo guardar la palabra de Dios dada a conocer por el Hijo muy amado.
Les habla también el Señor Jesús a sus discípulos de dejarles la paz y al hacerle les hace notar que entre la paz que Él les da y la paz del mundo hay una gran diferencia, “La paz les dejo, mi paz les doy, no la doy como la da el mundo…”. La paz que da el mundo es más o menos así “tú no te metes conmigo y yo no me meto contigo, tu haz lo que quieras o te dé la gana que yo no te diré nada con tal que tú no me digas nada cuando yo haga lo que quiera o me de la gana” y así llevamos la fiesta en paz. Sin embargo la paz que el Señor nos deja y que Él nos da nos empuja a meternos con todos cuando las cosas que hacen no son conforme a la voluntad de Dios, no son conforme a la Palabra de Dios. y por supuesto que hacer eso les trae problemas a quienes reciben la paz del Señor. Previendo que esta manera de proceder en quienes reciben su paz les va a traer dificultades con los otros el Señor les anima a que no teman “Que no tiemble su corazón ni se acobarde” y eso porque lo principal es agradar a Dios antes que a los hombres, en hacer lo que Dios quiere por sobre todas las cosas.
Termina el relato del evangelio de este domingo VI de Pascua presentando al Señor Jesús hablándoles a sus discípulos de que se deberían alegrar cuando Él les habla de volver al Padre ya que el Padre es más grande “ si me amaran se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo”
Y como para que entren en confianza termina por expresar la razón de haberles dicho todo esto, “”Les he dicho todo esto antes de que suceda, para que cuando suceda entonces crean”
Conviene entonces este domingo pedirle al Señor Jesús que nos conceda la gracia también a nosotros de guardar sus palabras como muestra de nuestro amor por Él y nuestro amor a Nuestro buen Padre que está en el cielo. También haremos bien en pedirle que ese Defensor que enviará el Padre también cumpla su misión en favor de nosotros y nos enseñe de parte del Padre y nos ayude recordar y a comprender esa enseñanza que el Señor Jesús nos ha enseñado de parte del Padre.