Este domingo el evangelista San Juan nos trae el relato de la tercera aparición del Señor Jesús después de su gloriosa resurrección. Podríamos llamar a este domingo “CIERRE DE CÍRCULOS”.

El primer círculo que se cierra es el de querer volver a la vida de antes, es decir Simón Pedro está dispuesto de volver a su antigua vida de pescador en el mar de Galilea, por eso cuando les dirige la palabra a los otros seis compañeros que están con él les dice “me voy a pescar” y los demás están dispuestos también a ir a pescar como quien dice esto del Señor ya se acabó, no hay razón para esperar nada y efectivamente se van de pesca pero no encuentran nada y regresan con las manos vacías pero de pronto cuando están como a cien metros de la orilla alguien les pasa la voz para preguntarles “muchachos ¿tienen pescado? Y la respuesta es negativa a lo que el de la orilla les indica por donde deben echar la red si es que desean pescar y efectivamente ellos le obedecen y logran una gran pesca. Quien dirigirá la pesca a partir de ahora es el Señor Resucitado, pero los hará pescadores de hombres.

Esta pesca abundante hace posible identificar al personaje que se encuentra en la orilla, es el Señor. Así lo reconoce el discípulo que tanto amaba el Señor y se lo comunica a Pedro lo que desencadena un comportamiento un poco incomprensible ya que normalmente las personas para echarse al agua se quitan la ropa pero el relato nos dice que Pedro quien se encuentra desnudo ahora se pone la túnica para vestido echarse al agua, siempre me llamo la atención este detalle y ahora se me ocurre asociar esta conducta con otro pasaje donde el Señor Jesús caminando sobre el agua se acerca a la barca donde van los discípulos y Pedro le pide al Señor ir hacía Él caminando sobre el agua y el Señor le concede hacerlo pero estando ya en el agua le entro temor y empezó a hundirse; ahora Pedro se hecha al agua vestido seguro de que no se hundirá porque ya no hay temor sino confianza en el resucitado al que casi habían estado olvidando. Ahora la confianza en el Señor está fundamentada y ya no hay dudas.

El tercer círculo se cierra con el diálogo entre el Señor y Simón Pedro después de participar en la comida, y que gira en torno al amor que el apóstol tiene por el Señor. A la pregunta “Simón, hijo de Juan ¿me amas más que estos? Y la respuesta no se deja esperar y es afirmativa por lo que recibe una tarea “Apacienta mis corderos”, es decir cuida a las crías, a las pequeñas; a mi parecer la respuesta es atrevida porque Simón Pedro asume que él es capaz de amar al Señor más que los demás al Señor. Vuelve a preguntar el Señor “Simón, hijo de Juan, ¿me amas? La respuesta es afirmativa nuevamente y nuevamente recibe una tarea “Pastorea mis ovejas” es decir cuida que no les falte el alimento; hay una nueva pregunta “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Y nuevamente la respuesta es afirmativa y nuevamente el Señor le da una tarea “apacienta a mis ovejas” es decir cuida a las ovejas, que tengan un lugar seguro donde descansar luego que se hayan saciado de pastar en el campo. A tres negaciones hechas antes que cante el  gallo aquella noche en que fue detenido el Señor ahora hay tres afirmaciones que conllevan tareas en favor de los demás. Y esta tarea no se hace a título personal sino que se hará en nombre del Señor por lo que Simón Pedro debe estar dispuesto a levantar las manos para que otro lo ciña y lo lleve adonde no quiera ir.

Ahora si ya todo está dispuesto para dar inicio la tarea de ir a anunciar la BUENA NOTICIA a todos los pueblos.

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