¡¡¡Creerle al que Vive!!!
¿Sabes Jesús? Muchas veces nos alejamos de tu amor, nos das tantas pruebas de que existes y sin embargo seguimos dudando de ti, pedimos y pedimos pruebas de si vives y si eres Todopoderoso, qué contradicción vivimos Jesús. Por los problemas que pasamos, por las desesperanzas que tenemos, por los amigos que nos fallan, porque no vemos nada claro empezamos a dudar de ti, perdónanos Jesús. Pensamos, que cuando comulgamos recibimos “la hostia” y no tu cuerpo, sangre, alma y divinidad; perdónanos también por eso Jesús. Muchas veces nos han dicho que también te encontramos en la confesión, y no queremos acudir a este bendito sacramento, perdónanos Jesús. Sabemos que estás en la oración, en ese diálogo hermoso que debemos tener cada día, cada instante contigo, pero le damos tiempo a otras cosas; perdónanos también, por eso Jesús. Creemos, a veces, Jesús, que eres un recuerdo de antaño, que no estás en la Cruz, y menos en el sagrario, y tampoco en los pobres, por eso es que no acudimos a ti y no te servimos; perdónanos Jesús. Ayúdanos a creer más en ti y en tus promesas para que nos dejemos transformar por tu gracia y así el mundo crea.
Todavía debe latir y resonar en nuestro corazón y en todo nuestro ser la alegría de que: Cristo ha Resucitado!!! Aleluya!!! Esa es nuestra fe, eso es lo que creemos y enseñamos a otros (cf.1Cor.15,14; 9,16).
Cuán convencidos estaban los mismos Apóstoles de este misterio que empezaron a dar testimonio de la Resurrección sin ningún temor. Sus labios no cesaban de testificar quién es Jesús y qué hace por ellos y qué hace por los demás. Su testimonio, su fe y la presencia de Dios en ellos despertaban la fe de quiénes se dirigían: “hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo…y crecía cada vez el número de los creyentes…que se adherían al Señor” (Hch.5,12-16). Entendieron que la “fe se fortalece dándola”, y esta siempre da frutos: que son de salvación!!! Cuánta gente se acercaba a Dios por ellos y le alababan sin cesar. ¿Tú, yo, y todos somos un signo de la bondad de Dios y de su misericordia?, ¿o somos lo contrario?, ¿la gente se aleja de Dios o se acerca por nuestro testimonio?
La fe en el resucitado suscita Fe en la comunidad, gozo, paz, alegría, ganas de vivir y de anunciar su amor, etc. Las persecuciones, que sufrieron los Apóstoles, no fueron un obstáculo para aferrarse más a Jesús y dar testimonio de su amor redentor. Así lo expresa el Apóstol Juan cuando dice: “estaba desterrado en Patmos, por haber predicado la Palabra de Dios y haber dado testimonio de Jesús…Él puso la mano derecha sobre mí y dijo: no temas; Yo soy el Primero y el último, yo soy el que vive” (Apoc.1,9-11ª.12-13.17-19). El que quiere seguir a Jesús, no sólo le cree a Él, sino se siente y se sabe acompañado por Él.
El “no temas” de Jesús es un signo de cuán bueno y misericordioso es Él que es capaz de dar paz. El evangelio de hoy repite 3 veces: “paz a ustedes” (Jn.20,19-31). Aparece nuevamente Jesús, según este evangelio, resucitado y con un propósito firme de confirmar la fe de los Apóstoles y de fortalecerla. ¿A cuántos le cuesta creerle a Dios?, ¿cuántos nos proclamamos creyentes y luego no se nota en la vida diaria que lo somos? Perdemos fácilmente la paz, la fe, la esperanza y hasta en algunos casos las ganas de vivir. ¿Acaso porque uno o mil problemas, o una o mil personas fallen todo se acaba? Estamos muy equivocados. Siempre habrá gente que como “los otros discípulos” de este evangelio nos digan: “hemos visto al Señor”.
Mucha gente dice: “ver para creer”, ¿verdad?, ¿no les parece que debería ser lo contrario: creer para ver? El encuentro con el resucitado, provocó que Tomás sane su fe, la renueve y la confiese: “Trae tu dedo: aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Contestó Tomás: Señor mío y Dios mío”.
No nos equivocamos al confesar la fe en el Resucitado; no nos defrauda su mensaje, porque es de salvación; la fe no está muerta, está viva porque Dios lo quiere así. La duda, el miedo, la incredulidad de algunos miembros de Iglesia, el cuestionamiento sin sentido a las cosas de Dios, la soberbia, el relativismo religioso que son ENEMIGOS DE LA FE (entre otros), no deben hacer vida en el que quiere seguirle al Maestro. Hoy quiere acercase Jesús a cada uno de nosotros y a todos para renovar nuestra fe.
Nuestra tarea de cada día será: CREERLE AL QUE VIVE!!!
Con mi bendición.