El evangelio según San Lucas que leemos y escuchamos proclamar antes de dar inicio a la procesión de los ramos hacía el templo nos viene a recordar la entrada del Señor Jesús a Jerusalén donde dará testimonio de su gran amor al padre a quien quiere obedecer en todo “…incluso en la muerte y muerte de cruz…” y su gran amor a todos “…porque no hay amor más grande que dar la vida por los amigos…”.

El evangelio nos relata que “En aquel tiempo el Señor Jesús acompañado de sus discípulos caminaba adelante, subiendo a Jerusalén…”, suben en ocasión de la celebración de la Pascua judía que ya su día está cerca. Celebración anual que mantenía vivo el recuerdo de aquel hecho portentoso obrado por Dios en favor del que se eligió como su pueblo, liberándolo de la esclavitud allá en Egipto y cumpliendo la promesa hecha a Abraham de darle una tierra para que sea suya, una tierra que mana leche y miel, es decir una tierra de abundancia, la tierra prometida. La fiesta a parte de mantener vivo el recuerdo de lo obrado por el Señor, servía para que los judíos expresasen su agradecimiento a Dios por su gran benevolencia para con ellos y además para que renovasen su alianza con el Señor a quien se comprometían adorar como el único Dios verdadero.

Estando en camino y ya cerca de Betfagé y Betania el Señor Jesús mandó a dos de sus discípulos a traer un burrito, es un burrito al que nadie todavía lo ha montado, pero que podemos imaginar de naturaleza dócil ya que se dejó poner mantos y que el jinete subiera porque si fuera de naturaleza chúcara otra hubiera sido la historia ya que ni manto soportaría sobre el lomo y menos al jinete. Lo cierto es que Jesús ayudado logró montar el pollino y empezaron a avanzar por el camino, y a su paso la gente recordaba lo anunciado por el antiguo profeta Zacarías que anunciaba a un MESÍAS HUMILDE que llegaba “cabalgando un burro, cría de una burra”; recuerdo que los lleva a actuar como quien reconoce en la persona del jinete a aquel que Dios había prometido y que termina despertando y desbordando sentimientos de agradecimiento a Dios expresado en las alabanzas dichas a voz en grito “¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en las alturas”.

Aunque algunos fariseos le piden al Señor Jesús que mande a callar a sus discípulos no lo hace pues como mandar a callar a quienes bendicen, alaban y glorifican a Dios, acaso no es tarea del hombre hacerlo delante de Dios.

TAMBIÉN NOSOTROS QUE RECONOCEMOS EN EL JINETE CABALGANDO EL JUMENTO A AQUEL QUE DIOS HA ENVIADO PARA SALVARNOS, BENDIGAMOS, ALABEMOS Y GLORIFIQUEMOS A DIOS POR SU GRAN AMOR A TODOS MANIFESTADO EN EL HIJO ENVIADO PARA SALVARNOS.

PARA TODOS USTEDES MI DESEO DE UN BUEN INICIO DE SEMANA SANTA Y QUE EL AMOR MISERICORDIOSO DE DIOS NUESTRO PADRE SE DEJE SENTIR TANGIBLE EN NUESTRAS VIDAS AL RECONOCER SU VOLUNTAD DE SALVARNOS A TODOS EN SU HIJO MUY AMADO NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.

POR ÚLTIMO PEDIRLES OÍR CON ATENCIÓN LA PROCLAMACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR TENIENDO EN MENTE QUE TODO EL PROCESO TIENE COMO OBJETIVO MANIFESTAR EL GRAN AMOR DEL SEÑOR JESÚS PARA CON NOSOTROS. “NO HAY MAYOR AMOR, QUE EL DE DAR LA VIDA POR LOS AMIGOS”. QUE LA ESCUCHA ATENTA NOS HAGA EXPERIMENTAR QUE SOMOS AMADOS POR DIOS Y POR SU HIJO ENVIADO COMO SALVADOR.

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