El evangelio de este domingo nos presenta el pasaje donde unos fariseos se acercan al Señor Jesús y le hacen una pregunta para ponerlo a prueba.
Para lograr su objetivo le plantean una pregunta en relación a la licitud de divorciarse de su mujer, ellos conocen que Moisés permite que se pueda escribir una carta de divorcio y repudiar de esa manera a la esposa.
Es por eso el evangelista adelanta opinión sobre la intencionalidad de los que preguntan. Normalmente se suele preguntar sobre algo que no se sabe o se ignora para poder saber.

El Señor Jesús no les da una respuesta directa, sino que antes les interroga el sobre si saben que les mandó Moisés a lo cual ellos responden afirmando que Moisés les permitió escribir una carta de divorcio y repudiar a la mujer.

Hasta aquí queda claro que son hombres que conocen la Ley pero que al plantear la pregunta dejan entrever que se han olvidado de la voluntad de Dios, por eso el Señor Jesús aprovechando de la pregunta y la respuesta ahora Él les hace una enseñanza recordatoria y esta es: “Moisés dejo escrito este precepto por lo terco que son ustedes. Al principio de la creación Dios los creo hombre y mujer. Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne”, con esta enseñanza les ayuda a descubrir su dureza de corazón y les recuerda cual es el plan de Dios para la pareja humana.

Pero el Señor Jesús no se detiene ahí, sino que vas más allá en su enseñanza cuando les dice “De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Y esta afirmación no es figurativa, sino que es textual la carne del varón se une a la carne de la mujer y entonces entre ellos se crea el vínculo que los une para siempre.
Y sigue el Señor expresando su enseñanza que ahora tiene carácter de mandato “Lo que Dios a unido, que no lo separe el hombre” con lo que por estas palabras eleva la unión natural de la pareja a sacramento. Ya que la tarea que adquiere la pareja que celebra el sacramento del matrimonio es la de transparentar el amor fiel que Dios nos tiene, un amor que no se cansa de amar, un amor que se mantiene fiel, aunque nosotros no lo seamos con Él.
Por eso el relato en su primera parte termina cuando el Señor Jesús responde a los discípulos “Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera…”

En la versión larga, en su segunda parte, ya al final del relato evangélico aparece esta escena donde los discípulos se atajan y regañan porque le traen niños para que el Señor Jesús los bendiga.
El Señor Jesús no solamente les pide que no impidan que los niños se le acerquen, sino que hace les hace saber que el reino de Dios hay que recibirlo haciéndose niños, como a los que se acercan a Él y el señor Jesús los abraza e les impone las manos para bendecirlos.
Esta recomendación estaría en la línea del pedido que les hacía la semana pasada cuando querían impedir que uno que no era del grupo siguiera expulsando demonios en nombre del Señor Jesús, ya que estos niños quieren acercarse al señor Jesús para ser bendecidos por ÉL.

UNIDOS A TODA LA IGLESIA NOS UNIMOS EN LA ORACIÓN POR LAS MISIONERAS Y MISIONEROS PARA QUE EL DUEÑO DE LA MIES LOS SIGA ANIMANDO A REALIZAR SU MISIÓN Y TAMBIÉN QUIENES HABITAN EN LOS LUGARES DE MISIÓN PARA QUE RECIBAN CON ALEGRÍA EL ANUNCIO DEL EVANGELIO DE LA SALVACIÓN.

UNIDOS COMO IGLESIA LOCAL CAMINEMOS ACOMPAÑADOS DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS…

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