Queridos amigos, los saludo fraternalmente y pido a Dios los bendiga abundantemente en sus familias. Feliz domingo “Día del Señor”.
Empezamos la segunda parte del año, y en este mes de Julio celebramos el 203 aniversario patrio de la independencia.
Hagamos de este acontecimiento un tiempo de reflexión y oración. Invoquemos a Dios por la Patria.
En este domingo 14 del tiempo ordinario, la Palabra de Dios, nos sigue motivando en la importancia y necesidad de la fe en Jesucristo, Hijo de Dios, el Mesías esperado.
El domingo pasado veíamos como gente del paganismo acude con fe a Jesús, y en este domingo, consideramos como los mismos paisanos de Jesús, lo marginan porque no tienen fe en él.
Esto nos hace recordar el pasaje del Evangelio de Juan: “Vino a su propia casa y los suyos no lo recibieron “(Jn.1,11).
¿Creemos en Dios, o lo rechazamos?
En la primera lectura del profeta Ezequiel (Ez.2,2-5), en el tiempo del destierro a Babilonia, el Señor constituye a Ezequiel como su “profeta” enviado al pueblo para anunciar las Palabra de Dios, sin embargo, el Pueblo es de “dura cerviz”, y no hacen caso a Ezequiel. Pero, Ezequiel continúa la misión, manifiesta la presencia de Dios, y el profeta lleva adelante la misión, Dios le dice: “Te hagan caso o no,,,, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos”.
La pasión por caminar en Verdad y Justicia no se transa, ni se acalla.
El salmo 122, es el cántico a la confianza en Dios aún en medio de la adversidad y rechazo del mundo: “Misericordia, Señor, Misericordia”.
En la carta de San Pablo a los Corintios (2Co.12,7b-10), el apóstol nos participa del dolor que lleva ante las contrariedades, posiblemente de la misma comunidad, y el Señor responde a su oración “Te basta mi gracia; la fuerza se manifiesta en la debilidad”.
En este conflicto, San Pablo, proclama: “cuando soy débil, entonces soy fuerte”. En la debilidad resplandece el poder de Dios, y la fortaleza por sí misma -seguridad en nosotros mismos-, corre el riesgo de alejarnos de la confianza en Dios.
En el evangelio de San Marcos (Mc.6,1-6), Jesús junto con sus discípulos llega a su pueblo natal. Su gente lo rechaza, rechaza el evangelio, y toma la actitud de burla, de descrédito por el origen de Jesús, que no presentaba las características de un Rabí, de un gran maestro. Lo desvaloran porque saben su origen, es carpintero, no ha pasado por escuela rabínica, es un simple carpintero, y encima es “hijo de María” no haciendo alusión a la línea paterna.
Jesús siente el rechazo de los suyos, y padece la suerte de los Profetas de ser rechazado (como Ezequiel). Jesús “se extrañó por la falta de fe” y no realizó milagros ante ellos.
Y a pesar del rechazo, Jesús sigue adelante con su misión de enseñar el Evangelio, la Buena Nueva del Reino.
Queridos Hermanos, nosotros también por el bautismo hemos sido ungidos como “profetas” para ser”luz de las gentes, dar testimonio del Reino de Dios presente.”
Aunque haya rechazo a Dios , estamos llamados “hablar de él nos escuchen o no nos escuchen” La Verdad debe ser el estandarte del camino.
Aunque haya adversidad hemos de tener la confianza y la fe en Dios.
Los tengo presentes en mi oración y en la misa que celebraré hoy
Sigamos orando unos por otros.
Oh María, sin pecado concebida. Ruega por nosotros que recurrimos a Ti.

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