Este domingo los cristianos celebramos LA FIESTA SOLEMNE DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO, que en latín es llamada “FIESTA SOLEMNE DEL CORPUS CHRISTI” mediante esta fiesta la madre Iglesia busca RECORDAR a los que saben y ENSEÑAR a quienes aún lo ignoran que en las especies del pan y el vino que presentamos en la celebración de la misa, como ofrenda a Dios en el altar, en estos dones que el mismo Dios nos ha dado, sucederá un hecho prodigioso ya que al pedirle que por la fuerza de su Espíritu santifique estos dones de manera que se conviertan en el CUERPO y la SANGRE de su Hijo Jesucristo, Señor nuestro, así de esta manera Dios Padre por la efusión de su Espíritu hace que el pan y el vino sean Cuerpo y Sangre de Cristo. Es la parte de la misa que llamamos EPÍCLESIS.
Seguidamente se hace memoria de lo que Nuestro Señor Jesucristo hizo la noche en que celebraba la Ultima Cena Pascual con sus discípulos donde primeramente tomando el pan dijo la oración de bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos diciéndoles “TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES” y al acabar la cena, tomo el cáliz y dando gracias de nuevo, lo paso a sus discípulos, diciendo: TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA. A este momento de la misa se le llama ANAMNESÍS.
Sucede entonces que, por las palabras de la consagración, que pronuncia el sacerdote, el pan deja de ser pan para convertirse en el Cuerpo del Señor y el vino deja de ser vino para convertirse en la Sangre del Señor, alimento y bebida que nos dan la vida eterna.
Por eso la finalidad pedagógica de LA FIESTA SOLEMNE DEL CORPUS CHRISTI es renovar nuestra confesión que en la Misa se hace visible y presente el Señor Jesucristo, aquel que después de resucitado se les aparece a los discípulos para convencerlos que realmente había resucitado, además para recordarles aquello que les había enseñado mientras estuvo con ellos.
Jesucristo Señor Nuestro que por la efusión del Espíritu Santo enviado por el Padre, ahora está presente ante nosotros con su CUERPO Y CON SU SANGRE para ser alimento de todos los que con corazón confiado se acercan para ser alimentados por Dios Padre.
El evangelio que se proclama en esta fiesta solemne nos presenta a los discípulos tomando la iniciativa al preguntarle al Señor “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua? Ante la pregunta hecha por los discípulos el señor responde enviando a dos de sus discípulos a preparar la cena de Pascua en un lugar específico para lo cual les da directivas concretas.
La Cena Pascual era celebrada cada año por lo judíos en recuerdo a la liberación que Dios había realizado en favor de sus antepasados cuando estaban esclavos en Egipto. Era una cena memoria ya que ayudaba a recordar, ayudaba a no olvidar lo que Dios había hecho en favor de sus mayores, de allí se entiende la preocupación de los discípulos por la preparación de la cena de Pascua y que los lleva a preguntar al Señor Jesús donde desea que se prepare la Cena Pascual para COMERLA.
Es en esta Ultima Cena de Pascua, que el Señor Jesús toma el pan y diciendo las palabras de bendición lo parte y lo da a los suyos, pero con un sentido nuevo al decirles “tomen, esto es mi cuerpo” y haciendo lo mismo con la copa se las dio a beber a todos diciéndoles “está es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos.” Desde ese instante la antigua cena de Pascua que servía para hacer memoria de la liberación de Dios en favor de los hebreos esclavos y sufrientes en Egipto ahora servirá para hacer memoria de otra liberación que Dios realiza en favor de todos por medio de su enviado, su Hijo muy amado, liberación del pecado y de la muerte.
Y realiza todo esto por puro amor a nosotros que, estando esclavos del pecado y de la muerte, Él nos libera de esta esclavitud para que vivamos en la libertad de los hijos e hijas de Dios y participemos de su vida eterna.
HERMANOS Y HERMANAS QUE LA CELEBRACIÓN DEL CORPUS CHRISTI NOS AYUDE A HACER MEMORIA DE LO QUE EL SEÑOR HACE POR NOSOTROS Y LE DEMOS INFINITAS GRACIAS. QUE NOS HAGA CAER EN LA CUENTA QUE PRIMERO DEBEMOS SER “COMENSALES” PARA LUEGO SER “ADORADORES”.