Queridos amigos, reciban mi cordial saludo en este Domingo que celebramos la solemnidad de la “Epifanía del Señor”, motivo de gozo para avivar nuestra fe y esperanza.
Epifanía significa “manifestación de lo alto”. Jesús, el recién nacido en Belén de Judá, ha sido primeramente manifestado al pueblo elegido, los ángeles trajeron la Buena Noticia, y ahora celebramos esta “Epifanía”, “manifestación” (presentación) de Jesús para todos los demás pueblos, para que participen de las promesas y misericordias de Dios revelado ya en el antiguo testamento.
Este es tiempo de las promesas anunciadas por los profetas y cumplidas: la presencia del Mesías, el Salvador, está con y entre nosotros.
*En la primera lectura tomada del llamado Trito-Isaías, (Is.60,1-6), que desarrolla su ministerio después del destierro en Babilonia, da su mensaje de consuelo y esperanza en el retorno a Jerusalén. La luz del Señor resplandecerá en Jerusalén y “caminarán los pueblos a tu luz, los Reyes al resplandor de tu aurora” “(…) habrá alegría, vendrán en camellos, vienen trayendo incienso y oro, proclamando las alabanzas del Señor”
*El salmo 71, se proclama el reinado de Dios, “que en sus días florezca la justicia y la paz…” Que los Reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones..”
*San Pablo en la carta a los Efesios (Ef.3,2-6), manifiesta la gracia de la revelación de Dios que llega también “a otros pueblos para compartir la misma herencia.. partícipes de la promesa en Jesucristo”.
*El evangelio de Mateo (Mt.2,1-12), nos narra la visita de los magos de oriente ( a quienes también se les llama “reyes”) que guiados por la luz de una estrella buscan y llegan para adorar al recién nacido como “rey de los judíos” (Mt.27,37). Traen como regalos oro, incienso y mirra (reconociendo: al Rey, Dios y hombre). Los magos de oriente encuentran a Jesús en su familia en la pobreza de su nacimiento en Belén, lugar donde fue ungido el Rey David.
Los magos llegan primero buscando en la capital Jerusalén al recién nacido, y Herodes llamó a sus sabios y estudiosos para que le digan dónde tenía que nacer el Mesías. Y ellos le informaron en Belén de Judá (Mi.5,2).
Herodes, que era en ese momento el “rey” se sintió amenazado por el anuncio de un nuevo “Rey”, y movido por su maldad y perversidad finge deseos de conocerlo para adorarlo, sin embargo en su corazón estaba el deseo de destruirlo. Esto nos recuerda aquello que leemos en el evangelio de Juan: “vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron” ( Jn.1,11).
Estas lecturas de la Palabra de Dios, nos proporcionan el gozo de la intervención de Dios, que se dio a conocer por sus profetas, y ahora que se da a conocer plenamente para todos los pueblos, porque en Cristo está la salvación, él es el Redentor de la humanidad herida por el pecado. En Cristo nos llega la gracia de la misericordia y salvación que Dios nos otorga por puro amor suyo.
Resaltemos algunos aspectos que nos pueden ayudar también.
1. La capacidad de ser “buscadores de la Verdad” como estos magos (estudiosos de la naturaleza y de la felicidad).
Tengamos abierto nuestro corazón y voluntad para descubrir la presencia de Dios a través de la razón (de la creación) y de la fe.
2. Dejémonos guiar por la luz del Espíritu de Dios, que como una estrella debe guiar el camino de nuestra vida. No andemos detrás de estrellas fugaces de la mundanidad, busquemos la luz que nos lleva y acerca a Dios.
Qué bonita tarea también que podamos ser como luz de estrella que ayudemos a otros a encontrar a Dios.
3. Seamos capaces también de preparar “nuestros regalos” para Dios. Qué bueno si ya al inicio del año podamos presentar un compromiso de vida a modo de regalo para Jesús, nuestro Señor.
Les deseo un bonito domingo y los tengo presente en mi oración y misa.
Sigamos orando. Oh María sin pecado concebida. Ruega por nosotros que recurrimos a Ti.
P. Rubén Pedro Borda, cm. Director Nacional AMM Perú.
Chaclacayo, 7 enero 2024