Este domingo el evangelio que se proclama en la celebración de la misa, nos presenta al Señor Jesús hablando a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo y en la parábola (historia) que les cuenta el señor Jesús les quiere enseñar sobre el Reino de Dios, pero de manera activa y por eso les habla de unos invitados que no van; unos invitados que maltratan y matan a los enviados. Un rey que envía a sus tropas que aniquilan a todos y queman la ciudad.
Otros terminan siendo invitados ya que el rey ha enviado a sus criados a los cruces de camino a invitar a todos los que encuentren, buenos y malos, ya que la fiesta está preparada.

De esta manera lo que les decía en las parábolas anteriores “los publicanos y las prostitutas entraran antes que ustedes en el reino de Dios”, “el reino de Dios les será quitado y se les entregará a otros viñadores que entreguen los frutos a su tiempo” se va cumpliendo.

Con esta parábola se deja notar que todos estamos invitados a la fiesta de bodas solamente debemos ponernos el traje de fiesta. Todos participamos del reino de Dios no por nosotros mismos sino porque Dios lo quiere así, para eso envió a su Hijo al mundo para salvarnos a todos.

Ya en el desarrollo de la fiesta al inicio cuando el rey entra al salón del banquete se sorprende al ver aquel hombre sin vestido de fiesta, que hace referencia a la vestidura blanca del bautismo, que se debe preservar limpia de toda mancha de pecado hasta salir al encuentro del Señor. y el banquete hace referencia a la comunión del Cuerpo de Cristo (comida) y la Sangre de Cristo (bebida).
Para participar en este banquete debemos estar con el vestido de fiesta, es decir un vestido sin mancha de pecado mortal, pecado que nos incapacita para participar del banquete y por eso la reacción del rey de mandar a atar y echar fuera a las tinieblas al individuo.

Por último, la frase de “muchos son los llamados y pocos los escogidos” está dirigida a los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo en aquel entonces, pero también para nosotros hoy en día si es que no aceptamos la invitación que Dios nos hace.

LA IGLESIA REFLEXIONA SOBRE LAS MISIONES EN EL MES DE OCTUBRE Y EN ESTA TERCERA SEMANA ESTAMOS INVITADOS COMO IGLESIA A REALIZAR GESTOS DE GENEROSIDAD Y SOLIDARIDAD PARA CON LOS DESTINATARIOS DEL PRIMER ANUNCIO DEL EVANGELIO Y LOS MISIONEROS QUE REALIZAN ESTA TAREA.

QUE EL PASO DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS, POR LAS CALLES DE NUESTRAS CIUDADES EN PROCESIÓN, SEA EXPERIMENTADO COMO UN MOMENTO DE BENDICIÓN DE PARTE DE DIOS PARA TODOS SUS HIJOS E HIJAS.

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