DOMINGO 20 T. ORDINARIO: P. RUBÉN

Queridos amigos, muy buenos días a todos, les deseo un bonito día domingo. Que lo aprovechen bien!!!
Las lecturas de este domingo, nos conducen a reconocer que el amor de Dios, la salvación eterna que él nos dio, llega a todos los pueblos.
Lo que Jesús primero dio al pueblo elegido desde Abraham, (ahora por el profeta Isaias y por la enseñanza de Jesús mismo), nos abre la novedad que Dios se revela a todos los pueblos, todos sin excluir a nadie, y todos tienen la oportunidad ser pueblo de Dios, empezando por “practicar el derecho y la justicia”.
Este es el hermoso mensaje que nos da la primera lectura del Trito Isaias, que anuncia el mensaje al pueblo que regresa del destierro en Babilonia (538 a.C), y donde se esclarece el punto de encuentro, la oración: “en la casa de oración”.
El salmo 66, es una alabanza a Dios, “porque él rige el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud… Oh Dios que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.”
En la carta de San Pablo a los Romanos, (Rm.11,13-32), reconoce la misericordia de Dios que llega al “pueblo elegido”, y todos los demás pueblos (“paganos”).
El evangelio de Mateo (Mt.15,21-28) nos transmite bellas enseñanzas, el amor de Madre por su hija enferma, la insistencia en la oración por la fe en Jesús, en el poder de su Palabra de Jesús.
Jesús mira la necesidad de la madre, y la fe que tiene en su corazón, y los discípulos se fijan en la mujer como alguien que estorba y hay que callar. ¿Cuánto nos falta para aprender a ver?
Que bueno es que hoy demos gracias porque su Evangelio también llegó a nosotros, y que compartimos la esperanza de la fe. La caridad y la salvación que nos trae Jesús, acrecienta la esperanza de ser como un nuevo pueblo de Dios, donde no se excluye a las personas, sino se les acoge para participar de ser parte del pueblo elegido por Dios.
Les deseo un buen domingo y los tengo presente en mi oración y en la misa que celebraré hoy.
Oh María sin pecado concebida. Ruega por nosotros que recurrimos a Ti.
Bendiciones