El evangelio de este domingo nos presenta al Señor Jesús hablando a la gente sobre el reino de los cielos.
Para hacerlo utiliza quehaceres de la vida cotidiana de la gente: la siembra, el cultivo y la cosecha; la utilidad de lo sembrado. Los efectos que produce la levadura al ser amasada con la harina, como hace que esta masa se eleve y este lista para ser horneada.
Es decir quehaceres de la vida campesina, de la vida doméstica, y que para la gente son fáciles de relacionar ya que son tareas que ellos mismos lo hacen, por eso para la gente que lo escucha puede comprender en que consiste el reino de los cielos, ya que les está hablando por comparaciones y entonces saben que deben seguir las indicaciones del dueño de la mies para hacer las cosas bien y no echar a perder la cosecha.

Porque el peligro que corren si se dejan ganar por el entusiasmo queriendo hacer las cosas bien, pueden terminar causando estragos y causando daño en vez de hacer el bien, o queriendo hacer el bien pueden terminar haciendo el mal.
O si se dejan llevar por el desencanto, al ver el tamaño de la semilla, pueden dejar de hacer aquello que les corresponde “sembrar la semilla de mostaza” porque si solamente ven el tamaño de la semilla y no la siembran por verla tan pequeña entonces dejan a la semilla sin que cumpla su misión de hacerse un arbusto útil para “los pájaros del cielo”.
O si se dejan llevar por el apuro y no usan la levadura pueden preparar el pan del apuro, el pan ázimo, el pan de la pascua; tan distinto al paladar, al pan elaborado con harina amasada con levadura.

El reino de los cielos debe ser concebido como aquel reino donde todos obedecen y hacen lo que el rey manda. Todos los trabajadores deben seguir las indicaciones que de el dueño del campo, ya que solamente así se asegura que todo saldrá bien y no se eche a perder la cosecha.

Todos debemos colaborar desde nuestra realidad para que el reino de los cielos se haga presente en medio de nosotros, un reino que aunque no es de los trabajadores sino del rey, pero que todos solidariamente debemos ayudar a construirlo.

Si se hace de esta manera, a la manera del dueño de la Mies entonces se estará cumpliendo aquella parte de la oración que elevaba el señor Jesús a su Padre “¡Te alabo, Padre, Señor de cielo y tierra, porque, ocultando estas cosas a los sabios y entendidos, se la diste a conocer a la gente sencilla…”, o también empezamos a hacer aquello que pedimos en la oración del Padrenuestro “…Venga a nosotros tu reino…” y al hacerlo, realmente se está dando a conocer a la gente sencilla aquello que estuvo escondido a los sabios y entendidos, para que todos puedan dar fruto como tierra buena que recibe la semilla.
En esta enseñanza del Señor Jesús a la gente sencilla empieza desde la vivencia diaria de la gente, desde la experiencia que forma parte de la vida de la gente, para luego enseñarles desde la Palabra de Dios. Por eso hace referencia a que de esta manera se está cumpliendo el anuncio que hizo el profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo».

Una segunda enseñanza que da el Señor Jesús es cuando regresa a la casa, y los discípulos de acercan para pedirle que les explique la parábola de “la cizaña en el campo” una explicación que ya no tiene el mismo sentido cuando el Señor Jesús les hablaba a la gente, por qué a ellos les quería dar a entender el reino de los cielos ahora la explicación que les da a los discípulos está enfocada en explicar la existencia del mal en el mundo y las consecuencias que tendrá en la vida de los creyentes según su estilo de vida, los que lleven una vida de escándalo, los que obren iniquidad serán separados de los que obran con justicia, según la Justicia de Dios. Los primeros para la perdición y los segundos para la salvación.
La enseñanza hecha a la gente como a sus discípulos es una enseñanza para que todos sepan lo que les toca hacer, de allí que el final de este pasaje del evangelio termina con esta sentencia “El que tenga oídos, que oiga».

HERMANOS Y HERMANAS LA ENSEÑANZA QUE HACE EL SEÑOR JESÚS A LA GENTE Y A SUS DISCÍPULOS TAMBIÉN VALE PARA NOSOTROS Y NOSOTROS ESTAMOS INVITADOS A TENER OÍDOS PARA OÍR Y ASÍ SABER LO QUE DIOS ESPERA DE SUS HIJOS E HIJAS SEGÚN LA ENSEÑANZA DEL SEÑOR JESÚS. NOSOTROS ESTEMOS DISPUESTOS A COLABORAR CON LA CONSTRUCCIÓN DEL REINO DE LOS CIELOS…

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