En los evangelios de los últimos domingos el Señor Jesús estuvo enseñando sobre temas como la fe, cuando los discípulos le pedían que les aumentase la fe, sobre la oración cuando animaba a orar siempre y sin desanimarse o sobre la calidad de la oración ya que no podemos usar la oración para sentirnos más que los demás.

Este domingo el Señor Jesús es presentado en el evangelio enseñando sobre la resurrección a un grupo de Saduceos, que se caracterizan como grupo, por no creer en la Resurrección y así lo hace notar el evangelista en su relato.

En el relato se da una conversación entre el señor Jesús y los saduceos, los saduceos le hacen conocer al Señor Jesús la razón por la que les cuesta creer en la resurrección.

La razón es práctica y ellos la exponen a través del ejemplo de los hermanos y la mujer con la que todos se casan pero que al final mueren sin descendencia.

Para los saduceos el problema era qué si había resurrección, como otros grupos afirmaban y creían, por ejemplo, los fariseos, entonces la mujer del ejemplo de cuál de los hermanos iba a ser esposa, cuando resucitasen, ya que se había casado con los siete hermanos.

Es una situación donde los saduceos encuentran una limitación y que en la experiencia de vida no alcanzan a comprender el poder de Dios o las verdades de fe.

Algo parecido le sucedía a Nicodemo en relación a tener que nacer de nuevo, o la virgen María cuando le fue anunciado que iba a ser madre y ella respondió como iba a ser eso de ser madre ya que ella no conocía varón. Cuando a Nicodemo le fue explicado en qué consistía el segundo nacimiento ya no tuvo problemas para creer y la Virgen María cuando escucho la explicación del arcángel de cómo iba a ser la cosa ella aceptó que se haga la voluntad de Dios en ella.

A partir de esta dificultad para aceptar la resurrección, que tienen los miembros de este grupo de saduceos, el Señor Jesús aprovecha para ayudarles a comprender el Plan de Dios para los hombres y mujeres en este mundo y en el futuro.

Y la razón es que Dios es Dios de vivos y no de muertos ya que para Él todos están vivos.

Que aprendamos todos a preguntarle al Señor Jesús cuando tengamos alguna duda sobre las verdades de fe que no terminamos de comprender en el aprendizaje de los contenidos de nuestra fe cristiana, en la confianza que el también a nosotros nos ayudará a comprender.

QUE LA ESPERANZA EN LA RESURRECCIÓN SE MANTENGA VIVA EN TODOS NOSOTROS ESPECIALMENTE LUEGO DE HABER CELEBRADO LA CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS.

BENDICIONES Y ABRAZOS PARA TODOS USTEDES Y QUE LA VIRGEN MARÍA DE LA MEDALLA MILAGROSA NOS ACOMPAÑE EN EL SEGUIMIENTO DE SU HIJO.

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