LECTIO DIVINA – DOMINGO III DE PASCUA – C

¿ME AMAS? …SÍ, SEÑOR, TÚ SABES QUE TE QUIERO

LA PALABRA HOY: Hechos Apóstoles 5,27-32.40-41; Salmo 29; Apocalipsis 5,11-14; Juan 21,1-19
Ambientación: Un cirio, rodeado de flores, imagen del Resucitado, frase: “¿Me amas?”
Cantos sugeridos: Vaso nuevo; El Señor resucitó; Yo lo resucitaré

AMBIENTACIÓN:
La Iglesia es testigo de la resurrección cuando lleva en el centro de su tarea evangelizadora a Cristo resucitado. Testigos somos también nosotros cuando escuchamos la palabra de Dios, nos alimentamos en la mesa de la fraternidad y vivimos en la esperanza gozosa y comprometida de su vuelta definitiva.

Oración inicial
Señor Jesús, te encuentras con Pedro,
con aquel que le habías confiado
tu Iglesia, pero que te negó y dejó de seguirte;
en tu encuentro con él,
le preguntas sobre sus sentimientos hacia ti,
si te AMABA…,
le preguntaste tres veces,
y tres veces te dijo: …te quiero…
Señor, ayúdanos a que viendo
lo que le pediste a tu Apóstol,
veamos nosotros nuestra actitud ante ti,
para ver cómo estamos viviendo
nuestra fe y nuestro seguimiento a ti.
Ayúdanos a sincerarnos
y ver si te amamos, te queremos o te ignoramos.
Ven Señor en nuestra ayuda con tu gracia
y confírmanos nuevamente en tu seguimiento
invitándonos a amarte siempre más.
Que así sea.

LECTIO ¿Qué dice el texto? Juan  21,1-19

Motivación: El Evangelio de hoy nos muestra cómo Jesús acompaña a los suyos en la misión y, a la vez, presenta las condiciones necesarias para que dicha misión dé fruto abundante.  Escuchemos. 

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón pedro les dice:  Me voy a pescar.
Ellos contestan: – También nosotros vamos contigo.
Fueron pues y subieron a la barca: pero aquella noche no pescaron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: – Muchachos, ¿tienen algo para comer?
Ellos contestaron: – No.
Él les dijo: – Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán.
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la abundancia de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro:
– Es el Señor.
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se tiró al agua. Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla.
Al bajar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: Traigan algunos peces que acaban de pescar.
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice: – Vengan a comer.
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que ere el Señor.
Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, y lo mismo hizo con el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?
Él le contestó: Si, Señor, tu sabes que te quiero.
Jesús le dice: Apacienta mis corderos.
Por segunda vez le pregunta: Simón, hijo de Juan, ¿me amas?
Él le contesta: Si, Señor, tú sabes que te quiero.
Él le dice:  Pastorea mis ovejas.
Por tercera vez le pregunta: – Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: – Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.
Jesús le dice: – Apacienta mis ovejas.
Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas a donde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.
Esto lo dijo aludiendo a la muerte con que iba a glorificar a Dios.
Dicho esto, añadió: – Sígueme. 

Preguntas para la lectura:

  • ¿A qué discípulos se les presenta Jesús? ¿Qué estaban haciendo?
  • ¿Qué les ordena Jesús? ¿Cuál es el resultado?
  • ¿Qué hacen cuando llegan a donde está Jesús? ¿Qué significa comer con Jesús?
  • Después de comer: ¿Qué le pregunta Jesús a Pedro? ¿Por qué? ¿Qué contesta Pedro? ¿Qué significa la palabra: SÍGUEME?

MEDITATIO ¿Qué ME dice el texto? 

Motivación: Jesús resucitado se ha hecho presente en medio de la vida y misión de la Iglesia, a quien ha recordado que debe prestar atención a su Palabra y ponerla en práctica. Sólo él puede dirigir y sostener una tarea evangelizadora que está encomendada a toda la comunidad cristiana. 

  • ¿Escucho la voz del Señor? ¿Dejo que me enseñe y me instruya? ¿A qué me invita hoy?
  • ¿Dónde tendré que “echar” las redes de mi vida para que la “pesca sea fecunda”?
  • Si el Señor me preguntara a mí… ¿me amas más que éstos?, ¿qué le respondo?, ¿en qué y cómo justifico y manifiesto mi respuesta?

ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?

Motivación: Como los primeros discípulos, también nosotros hemos reconocido al Señor por su Palabra y estamos dispuestos para el servicio misionero. Pero nos cuesta reconocerlo en la dureza de lo cotidiano y obedecer sus indicaciones. Es el momento de pedirle que nunca nos falte el pan de su Palabra y el pan de la Eucaristía. 

  • Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra oración. Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo: Salmo 29.

CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?

Motivación: Los Apóstoles exhortaban a la conversión como exigencia necesaria para reconocer a Cristo Resucitado y gozar del gran don de la Resurrección: el Espíritu Santo que nos guía en la misión. Escuchemos la recomendación de Vicente a un misionero:

“Le pido a Nuestro Señor que podamos morir a nosotros mismos para resucitar con él, que sea él la alegría de nuestros corazones, el objeto y el alma de sus acciones y su gloria en el cielo. Así será si nos humillamos ahora como él se humilló, si renunciamos a nuestras propias satisfacciones para seguirle, llevando nuestras pequeñas cruces, y si entregamos voluntariamente nuestras vidas, como dio él la suya, por nuestro prójimo, a quien él ama tanto y quiere que nosotros amemos como a nosotros mismos.” (III,584) 

  • Compromiso personal: Hacer de mi vida un testimonio coherente de Cristo Resucitado, de su persona viva, teniéndolo presente en mis planes y decisiones más importantes.

Oración final
Ayer estuvimos sepultados contigo,
¡Oh Cristo vuelto a la vida!
Ayer estuvimos crucificados contigo,
a causa de la predicación de tu buena nueva.
Ahora recibimos de Ti la vida, el poder y la gloria
y somos bendecidos por ti,
en cuyo nombre hemos anunciado, la vida misma.
Fortifícame siempre, Señor de la Pascua,
a los que te proclaman vivo y reinante
allí donde dominan las sombras,
la muerte, la injusticia, el dolor.
AMÉN

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En Power Point (Sor Pilar Caycho, HC)

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