Este domingo el evangelio nos presenta al Señor Jesús en el pasaje que se denomina “inicio de su ministerio público” que comienza justamente cuando Juan el Bautista es arrestado por orden de Herodes quien luego lo mandará a decapitar para poder cumplir una promesa.
El relato del evangelio nos da a conocer que el señor Jesús se dirigió a Galilea “a proclamar el evangelio de Dios”, el señor Jesús se pone a proclamar “Buena Noticia” de parte de Dios para los hombres.
La experiencia nos enseña que una “Buena Noticia” provoca alegría a aquel al que se anuncia.
Entonces es bueno intentar comprender como así lo que Jesús anuncia a la gente es Buena Noticia para ellos.
Si recordamos sus palabras donde Él se pronuncia más o menos así “no son los sanos quienes necesitan al médico sino los enfermos, no he venido a buscar a los justos sino a los pecadores” entonces debemos reconocer que su mensaje está dirigido a un grupo especial del pueblo judío sin excluir a los demás, y ese grupo eran los que “la gente bien” llamaban publicanos y pecadores.
A este grupo de gentes les habían hecho creer que ellos no eran amados por Dios, que a Dios ellos no le importaban, que Dios no escuchaba sus oraciones, más todavía que a ellos Dios no los bendecía por el contrario eran malditos de Dios y por eso su situación de pobreza y marginalidad y lo más triste era que de tanto escucharlo ellos mismos se lo habían terminado de creer.
Es a este grupo de gente que el Señor Jesús les anuncia Buena Noticia de parte de Dios, noticia que al ser escuchada por esta gente provocaba una alegría desbordante en su corazón.
“Dios es su Padre y los ama más allá de su condición de vida” “Dios quiere salvarlos a todos” “su misericordia es infinita” “ustedes son importantes para Dios que es su Padre y escucha sus oraciones” estas noticias anunciadas por el Señor Jesús junto a otras tantas tuvieron que causar gran alegría en sus oyentes ya que de pronto se descubrían amados por Dios, escuchados en sus oraciones, perdonados por la gran misericordia de Dios, sabedores que también a ellos, Dios los quería salvar, a pesar de su condición de vida.

Intentemos imaginar a un jovencito que se siente atraído por una muchachita y cuando se lo hace saber sus amigos, esos le aconsejan que mejor se fije en otra chica porque esa no le va a hacer caso, cuando sus padres se enteran, también le aconsejan que mejor se fije en otra chica, porque esa chica no le va a hacer caso nunca.
Y entonces el muchachito termina creyendo que no tiene oportunidad con esa chica. Hasta que una amiga en común le hace saber que la chica en la cual él está interesado, también se siente atraída por él. Intenten imaginar lo que supone esa Buena Noticia para el muchachito, en su corazón no hay campo para tanta alegría experimentada, bien podríamos decir que su corazón rebosa de alegría.
Así imagino que sería la experiencia de toda esta gente al escuchar la Buena Noticia proclamada por el señor Jesús de parte de Dios padre.
“Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: conviértanse y crean en el evangelio”. La invitación a creer en el evangelio tiene que ver con la conversión para creer lo que les es anunciado ya que ahora reina Dios y el impone sus criterios y ya no rigen los criterios de los hombres.

En un segundo momento aparece el señor Jesús llamando a algunos para que lo sigan y a quienes les ofrece hacerlos pescadores de hombres para que muchos tengan la oportunidad de escuchar las Buenas noticias de parte de Dios. Estos que son llamados a seguirle se apresuran a dejar lo que están haciendo para marcharse con Él, ya que reconocen que hay que sembrar alegría en el corazón de la gente que por mucho tiempo vivió sin ella pues reconocían su situación de vida y sin oportunidad de redención por lo que les habían dicho y ellos creído.

QUE LA PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO EN MEDIO DE NOSTROS PROVOQUE UNA INMENSA ALEGRÍA.
QUE LA INVITACIÓN QUE NOS HACEMOS UNOS A OTROS ANTES DE LA PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO, NO SEA UN MERO FORMULISMO, SINO QUE DE VERDAD ESE “ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA” SEA VIVIDO COMO EL “ALEGRATE, ALEGRATE, ALEGRATE” PORQUE EL SEÑOR JESÚS NOS VA A HABLAR

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