Como los domingos anteriores el evangelista nos presenta al Señor Jesús marchando de un lugar a otro acompañado de sus discípulos y que durante el trayecto el Señor Jesús va instruyéndolos.

La instrucción que les va dando gira en torno a la suerte que va a correr, es decir, les vuelve a anunciar su pasión, muerte y resurrección, enseñanza que todavía los discípulos no son capaces de entender y lo que es peor aunque no entienden no son capaces de pedirle al señor que por favor les explique qué significa eso de “el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará” y es que el interés de los discípulos está centrado en otro tema y esté es sobre quien es el más importante dentro del grupo.
Lo cual da origen a que cada quien empiece a dar sus argumentos para pretender ser el más importante dentro del grupo, dirían algunos “a nosotros nos llamó primero” tal vez otro argumentaría “a mí me llamó cuando estaba detrás de la mesa de los impuestos” y un tercero diría que él era más importante “ya que a mí se me ha confiado la bolsa del grupo”, dirían unos hermanos nosotros somos más importantes “miren que nos ha llamado boanerges” ; es decir cada quien argumentaba a su favor en la discusión de quien era más importante dentro del grupo y por lo mismo no están prestando atención a la enseñanza que hace el Señor.
Ante esta desatención a su instrucción el señor Jesús asume el interés que les mueve a sus discípulos para darles una nueva instrucción que gira en torno a comprender que la importancia de la persona no está en el puesto de honor que pueda alcanzar sino que dentro del grupo las cosas deben ser de otra manera ya que quien desee ser el primero entre todos debe hacerse el servidor de todos, es decir hacerse el último de todos.
En la misma línea de enseñanza toma a un niño a quien lo pone en medio del grupo de los doce para decirles que quien recibe a un niño en su nombre, como el que está delante de ellos y a quien el señor mantiene abrazado, lo recibe a él; si me reciben han de hacerlo sin ningún interés de ganancia, ¿pues que provecho se puede sacar de un niño que depende en todo de los mayores? Y que por ser el último es a quien todos lo mandan a realizar diferentes tareas en la casa.
Por eso, lo mejor de todo esto es que también su relación con Dios debe estar guiada no por lo que puedan sacar de provecho en esa relación con Él, sino que debe ser una relación desinteresada, donde lo que les mueva sea la fuerza del amor, la fuerza del amor de Dios por ellos, niño abrazado y el amor de ellos por Dios, dejándose amar por Él, dejándose abrazar.
Hermanos y hermanas que nuestro buen Padre Dios nos conceda purificar nuestra relación con Él y nuestro amor por Él sea purificado de todo interés subalterno y que sea movido tan solamente por un amor desinteresado como el que Él nos tiene a todos. Que lleguemos a comprender que como creyentes estamos llamados a hacernos servidores desinteresados de los demás y que no surja en nosotros el sentimiento de que si nos ponemos a servir a los demás es para que cuando nosotros necesitemos algo también seamos servidos por los demás, nosotros nos hacemos servidores de los demás porque es lo que vemos hacer a nuestro buen Padre Dios, que por amor a todos se hace el primer servidor de todos ya que a todos nos hace el bien.

CELEBREMOS LA GLORIFICACIÓN DE SAN VICENTE DE PAÚL, QUE SE HIZO EL SERVIDOR DEL POBRE, A EJEMPLO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y QUE ANIMO A OTROS PARA QUE TAMBIÉN LO HICIERAN TANTO EN EL AMBITO ESPIRITUAL COMO EN EL MATERIAL.

SIEMPRE JUNTAS CARIDAD Y MISIÓN.

 

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