El evangelio de este domingo continua presentándonos al Señor Jesús conversando con la gente y tratando de ayudarle a comprender que Él es el “pan vivo que ha bajado del cielo…” y como los judíos discuten entre sí en relación a la afirmación que les está haciendo el Señor Jesús.

Por la extensión de todo el relato en el evangelio según San Juan se deja ver que en la comunidad hay una gran dificultad para comprender y aceptar está enseñanza del Señor Jesús de allí que en varios momentos del relato aparecen interrogantes de parte de la gente que lo escucha, que en determinados momentos son identificados como “los judíos”, tales como “¿cuáles son los signos que hace y cuál es tu obra?” en vista a creer en el cómo el enviado del Padre, o expresan su dificultad para reconocerlo como el enviado del Padre ya que ellos lo conocen “¿No es éste Jesús el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo? O como aparece en este pasaje ¿Cómo puede este darnos a comer su carne?

Haciendo un poco de memoria recordemos que al inicio del relato la gente va siguiendo al Señor Jesús hasta la otra orilla por los signos que le habían visto hacer en favor de los enfermos y como el señor Jesús termina haciendo que una multitud de unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y niños, lograran comer hasta saciarse y entonces ellos continúan siguiéndolo pero ya no por los signos que le habían visto hacer en favor de los enfermos sino porque, según el señor Jesús, les había dado de comer gratis recordando que lo habían querido hacer rey, por lo que el Señor les aconseja que trabajen por un alimento que no se acaba y cuando le preguntan cuál es la obra de Dios en la que deben trabajar el Señor Jesús les contesta que es creer en aquel que el padre ha enviado y es aquí que le piden que les de pruebas de que Él es el enviado del Padre a lo que Él responde afirmando que es el pan vivo bajado del cielo y haciendo una diferenciación entre el mana, que la gente identifica con el pan bajado del cielo y este nuevo pan bajado del cielo y la diferencia es sustancial ya que quienes comieron el mana murieron y el señor afirma que quien coma del pan que Él les dará no morirá y ese pan es su carne para la vida del mundo. Lo que produce entre los oyentes más confusión ya que se terminan preguntando entre ellos “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? A lo que el Señor Jesús responde “el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día” es más asegura que “su carne es verdadera comida y su sangre verdadera bebida”.

Termina este domingo el evangelio presentándonos al Señor Jesús afirmando sobre sí mismo ser aquel que el Padre ha enviado “el Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.

Es posible que la referencia a comer este emparentada por el contexto, “estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos”, en que sucede todo esto con aquella comida antes de echarse al camino hacia la tierra prometida al salir de Egipto ya que al sacrificar el cordero con su sangre deberían pintar las jambas de las puertas en las viviendas donde moraban para que el ángel exterminador no tocase a ningún miembro de la familia que habitaba en la casa con las jambas marcadas con la sangre del cordero.

 

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