“Hambre de Dios sí, hambre de pan no”

¿Cuántos somos capaces de fiarnos de Dios sin dudar o cuestionar? Fe es creer en Dios, es fiarse de Él, es creerle a Él y es obrar como Él pide. Define, el nuevo catecismo, así la fe: “La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado” (nº 150).

¿Alguna vez te has peleado con Dios por todo lo malo que te ha pasado?, ¿cómo te sentiste? ¿Sabes que el mismo pueblo escogido por Dios (Israel) se “peleó” con Dios?: “Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos” (Ex.16,2-4.12-15). Se atrevió a retar al mismo Dios!!! Pero ¿saben?, aunque el hambre, la desesperación, la impotencia se hayan apoderado de este pueblo, Dios jamás se alejó de Él. Mostró su misericordia, confirmando una vez más que nunca estaba solo. Así es Dios con nosotros: Él es el pan de la esperanza y del consuelo, es el pan de la fraternidad y de la Salvación.

Para confiar en Dios, que es nuestro “pan vivo bajado del cielo”, San Pablo nos marca la pauta: “que no vivan ya como los paganos, los cuales proceden conforme a lo vano de sus criterios…Él les ha enseñado a abandonar el antiguo modo de vivir” (Ef.4,17.20-24). Si vivimos de espaldas a su gracia, a su amor, a sus exigencias (mandamientos), nuestra vida no tiene sentido. Lo triste en esta vida no es que alguien se muera de hambre, o que muera, o que tenga una enfermedad…aunque todo esto nos cree dolor, impotencia, cuestionamiento. Lo triste es: estar sin Dios, caminar sin Dios, vivir sin Dios y morir sin Dios.

Una vez hablando con una persona amiga le dije: “¿qué sería este mundo sin Dios?”. Él contestó: “no tendría sentido nada”. Hay gente que busca falsas seguridades, busca “salvación” donde no debe (horóscopos, cuarzos, mantras que repiten como letanías, brujos, prácticas orientales de la nueva era como el Yoga, Tai – Chi, Shijatsu, Reiki, pornografía, alcohol, drogas, etc), pero no busca al Verdadero, al que es fiel, al que de verdad da la Salvación.

Por eso es que Jesús hace un pedido que debe resonar en nuestros oídos como una campana y que es un grito esperanzador hoy: “Trabaje no por el alimento que se acaba, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre” (Jn.6,24-35). Sólo puede dar “vida al mundo”, en Él encontramos la razón de ser de todo en: la familia, el matrimonio, el sacerdocio, las misiones, el trabajo, el estudio, etc.

¿De qué más me alimento últimamente?, ¿de cosas superfluas?, ¿de odio, rencor, soberbia, chismes, prejuicios?… ¿de qué?

Su Santidad San Juan Pablo II cuando vino al Perú en la década de los ’80 dijo en Villa El Salvador (distrito al sur de Lima – Perú) dijo: “HAMBRE DE DIOS SÍ, HAMBRE DE PAN NO”. ¿El que tenga oídos?, que oiga.

Que Dios nos conceda la gracia de ser fieles a Él, de obrar como pide. Que todos hagamos la oración la oración de aquellos que, como dice el evangelio de hoy, fueron a buscar a Jesús en Cafarnaúm: “Señor, danos siempre de ese pan”.

Con mi bendición.

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