Misión y Visión

Somos una comunidad de discípulos de Cristo, evangelizador y servidor de los pobres, llamados por Dios a continuar su misión. Esto nos exige revestirnos del espíritu de Jesucristo: centro de nuestra vida y misión, regla para nuestra identidad, contenido de nuestra predicación y razón de nuestra pasión por los pobres.

Nos dedicamos a evangelizar a los pobres, especialmente a los más abandonados, a quienes reconocemos como nuestros hermanos y maestros.

Colaboramos en la formación de clérigos y laicos y juntos nos encaminamos a una participación y compromiso más pleno en la evangelización y servicio de los más pobres.¹

Como responsables de la herencia vicentina, en docilidad al Espíritu y a la Palabra, en comunión con la Iglesia y atendiendo a los signos de los tiempos, queremos mantenernos en fidelidad creativa a nuestra vocación:

Que nuestra experiencia espiritual se vaya configurando poco a poco en la contemplación y servicio de Cristo en la persona de los pobres, de modo que Cristo, enviado por el Padre para evangelizar y servir a los pobres, se convierta en el centro de toda nuestra vida y misión. ²

Anunciaremos la Buena Nueva de la misericordia, corazón de la revelación de Jesucristo como enviado del Padre para la evangelización de los pobres, desde nuestra vivencia personal y todas nuestras actividades apostólicas.

Impulsaremos a nuestras comunidades para que sean escuelas de diálogo intercultural, primer lugar de contacto con el pobre y con apertura a la internacionalidad y la reconfiguración.

Nos solidarizaremos con los más pobres entre los pobres, como criterio para la apertura y revisión de nuestras obras y el destino de los misioneros, manteniendo un estilo de vida sobrio y la mística del trabajo; compartiendo recursos humanos y económicos.
Asumiremos la colaboración misionera para responder con prontitud a la llamada de los pobres: en nuestras relaciones comunitarias e intercomunitarias, provinciales e interprovinciales y con la familia vicentina.

Animaremos a los misioneros para la apertura y la respuesta a las nuevas pobrezas del mundo, acompañando sus distintas etapas de formación para responder a los retos de la Nueva Evangelización.

Promoveremos una Pastoral Vocacional más testimonial, más audaz, más creativa y más comprometida en todas las dimensiones de nuestra vida y nuestro apostolado, especialmente en el juvenil y familiar.

Reconoceremos que la formación inicial y permanente es camino esencial para la realización de nuestra vocación misionera vicentina, un espacio de discernimiento de la voluntad de Dios y motivación para responder a los desafíos de la nueva evangelización en el mundo de hoy.