El evangelio que se proclama en esta solemnidad lo solemos conocer como “las bienaventuranzas” y se entiende que es una propuesta que hace el Señor Jesús no solo a los discípulos, sino que es una invitación para todos, para el gentío, los que se van congregando alrededor de su persona, la persona de Señor Jesús. 

 Al prestar atención al contenido de su enseñanza lo primero que encontramos es que empieza a llamar dichosos a aquellos que asumen un cierto tipo de actitud o conducta. 

Entonces uno se puede preguntar ¿Cómo se puede ser dichoso siendo pobre de espíritu? O como pueden ser dichoso los sufridos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz, los perseguidos por causa de la justicia. 

 Acaso “pobre de espíritu” apunta a señalar una total dependencia de Dios, los que no se dejan arrastrar por el consumismo, los que terminan descubriendo que si necesitan la “ropa de marca” es porque se valoran poco y entonces empiezan a vivir sin la angustia de tener tal o cual cosa para ser feliz, ya que ahora su felicidad la descubren dentro de ellos que el valor que tienen es porque son hijos de Dios.  

 Los sufridos son dichosos porque no se dejan ganar por la violencia y prefieren dejarlo todo en manos de Dios, pero no como el ejecutor de mi venganza, sino como aquel que pide que no hagamos el mal y que nos esforcemos en hacer siempre el bien.  

 ¿Cómo ser dichoso llorando?, ¿llorando por qué? Tal vez porque dejamos que las situaciones de dificultad de los demás nos afecten de tal manera que no nos dejamos aprisionar por la indiferencia frente al hermano que sufre. 

Ya en otro tiempo San Vicente de Paúl dirá “los pobres son mi peso y mi dolor”.  

 Será tal vez esta hambre y sed de justicia que lleva al hombre a buscar ser justo como su Padre del cielo que es justo, de tal manera que cada quien reciba lo necesario para que a nadie le falte nada, rompiendo de esta manera con ese espíritu que siempre está dispuesto de apropiarse de las personas, que les empuja a apropiarse incluso de aquello que no necesitan tan solo por el placer de sentir que se tiene.  

 Se entiende mejor eso de ser misericordiosos después de haber vivido el Año Santo de la Misericordia donde los creyentes hemos recordado que debemos ser misericordiosos como lo es nuestro Padre del Cielo.  

Tener un corazón limpio de todo aquello que nos separa de Dios y de los hermanos y hermanas se entiende que nos ayude a ser dichosos porque me ayuda a mirar a los demás como hermanos y no como enemigos, porque soy capaz de reconocer que todos somos hijos de Dios.  

Dichosos los que trabajan por la paz, aquellos que buscan desterrar de sí mismos, aquello que les lleve a enfrentarse a los demás como enemigos, y por el contrario empiezan a trabajar el compromiso al que nos lleva nuestra oración cuando le pedimos al Padre que haya más paz en el mundo.  

Se entiende que son dichosos los que por buscar que se instaure la justicia, aquella que nos ayude a reconocernos a todos como hijos de un mismo Padre y por lo tanto todos dignos de nuestro respeto que nos lleva a actuar justamente frente a ellos sin querer aprovecharnos de ellos. 

Termina asociando todo lo anterior a un comportamiento que es motivado por querer ser parte de su causa a pesar de saber que los que asumamos esta conducta vamos a ser insultados, perseguidos y calumniados, pero sabiendo que hacerlo será causa de nuestra alegría al estar seguros que estamos haciendo lo que Dios quiere. Hacer eso es lo que da la recompensa final.  

FELIZ FIESTA SOLEMNE DE SAN VICENTE DE PAÚL, FELIZ DOMINGO, FELIZ SEMANA DE LA MANO DE DIOS. TAMBIÉN FELIZ DÍA DE LA BIBLIA.     

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