LECTIO DIVINA – II DOMINGO ADVIENTO- “C”

TODOS VERÁN LA SALVACIÓN DE DIOS

LA PALABRA HOY: Baruc 5,1-9; Salmo 125; Filipenses 1,4-6.8-11; Lucas 3,1-6
Ambientación: Pesebre vacío, sobre el que se pone una biblia abierta. Dos cirios con la frase: Todos verán la salvación de Dios.
Cantos sugeridos: Ven, ven Señor no tardes; Cerca está el Señor

AMBIENTACIÓN:
La palabra de los profetas quiere levantar al pueblo de su desánimo anunciándole que Dios está a punto de cambiar su suerte. Juan Bautista trata de concientizar a sus oyentes para que preparen el camino al Señor retirando de él todo obstáculo e impedimento. El anuncio gozoso no es sólo para Israel, pues la salvación de Dios es para todos.

Oración inicial
El anuncio de tus profetas, oh Cristo,
llena de gozo nuestras vidas,
anhelantes de tu paso,
deseosos de tu salvación.
Cuando tú vengas,
se obrarán de verdad las maravillas grandes
que cantó tu pueblo liberado,
santificado y hecho digno de alianza en tu Pascua.
Prepara Tú mismo el camino de tu paso,
destruyendo nuestra idolatría,
abajando nuestro orgullo,
haciendo recto a tus ojos
lo que el pecado ha desviado en nuestras vidas.
Y que tu palabra resuene hoy,
oh Verbo eterno del Padre,
como evangelio de restauración y gozo
para todo hermano que busca tu rostro.
Amén.

LECTIO ¿Qué dice el texto? Lucas   3,1-6

Motivación: Juan el Bautista es la voz que resuena en el desierto para anunciar la misión histórica de Cristo y animar a todos para que preparen el camino al Señor que se acerca. Así, en la región del Jordán, Juan predica un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. En él se cumple la profecía de Isaías. Escuchemos.

En el año quince del reinado del Emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe Virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanias virrey de Abilene, bajo el pontificado de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto.
Comenzó entonces a recorrer la región del Jordán, predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta Isaías:
“Una voz grita en el desierto:
Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos;
elévense los valles, desciendan los montes y colinas;
que lo torcido se enderece, lo áspero se iguale.
Y todos verán la salvación de Dios”. 

Preguntas para la lectura:

  • El ministerio de Juan se sitúa en la historia del mundo pagano y del pueblo de Israel. ¿Qué personajes se mencionan en la introducción? ¿A qué poderes representan cada uno de ellos?
  • Juan es la voz que resuena en el desierto. ¿En qué consiste su misión?
  • Según la profecía de Isaías, ¿cómo se debe preparar el camino al Señor?

MEDITATIO ¿Qué ME dice el texto?

Motivación: La salvación que Jesús nos trae es para todos, pero hay que disponerse a acogerla preparándole el camino. Un camino personal y comunitario en el que todavía quedan muchas cosas por “allanar”, “rebajar”, “enderezar” y “nivelar”. Un camino en medio de nuestros desiertos particulares que se resisten a ser purificados por la Palabra. 

  • Para nuestra vida, durante este tiempo de Adviento, ¿qué sentido tiene la exhortación a la conversión que hace Juan Bautista (Lc 3,3) ?, ¿de qué cosas y en qué, debo convertirme para celebrar vivencialmente la Navidad, para que sea como un nuevo nacimiento para mí y mi familia?
  • ¿En qué consiste y de qué manera debo preparar el camino del Señor durante este tiempo de Adviento (Lc 3,4) ?, ¿cuál es la actitud que debo tener?
  • ¿De qué manera debo prepararme personal, comunitaria y familiarmente para la Navidad?, ¿qué debo hacer?

ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?

Motivación: Preparar el camino al Señor es un trabajo arduo, pero con nuestro esfuerzo no basta para que su salvación llegue. Es Dios mismo quien debe ayudarnos a allanar sus senderos. Por eso no podemos dejar de orar. 

  • Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o la súplica confiada.
  • Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo (Salmo 125).

CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?

Motivación: El tiempo de Adviento es un tiempo de cambio, de conversión. San Vicente estaba convencido que la conversión es ante todo un don de Dios: “Es obra de la pura misericordia de Dios y su omnipotencia” (VII, 48). 

 Pero es también obra humana, en la medida que la persona responde a la búsqueda y a la gracia de Dios y se deja salvar o transformar por Cristo: “No nos empeñemos en seguir nuestros caminos, sino los caminos por los que Dios quiera señalarnos… ensanchemos mucho nuestro corazón y nuestra voluntad en su presencia, sin decidirnos a una cosa o a otra hasta que Él haya hablado” (VII, 438).

Es necesario, por tanto, arrepentirnos de nuestros pecados: Fíjense en esta fuerza de la gracia y del arrepentimiento; yo he visto muchas veces este deseo, y se observa con frecuencia. Sí, cuando Dios entra de este modo en el corazón, le hace concebir tal horror de las ofensas que ha cometido, que le gustaría manifestarlas a todo el mundo… a fin de manifestar así las misericordias de Dios para con él. Tal es el efecto de la gracia, cuando llena un corazón; echa fuera de él todo lo que le es contrario”. (XI,699) 

Compromiso:

  • Realizar durante este tiempo un buen examen de conciencia, a manera de revisión de todo lo que hemos vivido a lo largo del año, como preparación para el inicio del Año de la Misericordia.

Oración final
Niño Dios, te estamos esperando…
ven a nuestra vida, ven y llénanos de tu amor…
ven y cólmanos de tu presencia…
ven y haz que en ti volvamos a vivir…
ven y ayúdanos a sentir el amor que te tuvo tu Madre…
ven y haz que sintamos necesidad de ti…
ven y ayúdanos a dejarte entrar en nuestras vidas…
ven y haz que nos dejemos moldear por tu amor…
ven y actúa en nosotros…
ven e inúndanos de alegría al tenerte a ti…
ven y cólmanos de amor…
ven y ayúdanos a vivir por ti…
ven y haz que nos unamos más a ti
ven y sé Tú todo en nosotros.
ven y ayúdanos a amarte como te amó tu Madre.

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