Este domingo el pasaje proclamado, esta tomado del evangelio según San Juan, y en él se nos presenta a Juan el Bautista, pero esta vez el texto del evangelio resalta en el relato la misión de Juan debe cumplir y esta misión asignada por Dios es la de ser el TESTIGO de la luz, para que por medio de su testimonio todos vengan a la fe.
La tarea realizada por Juan que consiste en predicar una invitación a la conversión y practicar un bautismo de agua en el río Jordán, ha despertado la atención entre los judíos que desde Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas para que le preguntaran sobre su identidad.
El interés despertado en la gente es querer saber si es el mesías, o el profeta Elías o alguno de los profetas y ante las respuestas negativas que Juan va dando a cada interrogante, aquellos que han venido insisten en preguntar sobre su identidad, pues desean llevar una respuesta a aquellos que los han enviado, los judíos.
A la pregunta ¿qué dices de ti mismo? responde Juan tomando las palabras del profeta Isaías “yo soy la voz que grita en el desierto: allanen el camino del Señor”, con lo que quiere señalar que el enviado delante del señor para prepararle el camino y pueda encontrar un pueblo bien dispuesto.
No conforme con la respuesta recibida, los fariseos le preguntan la razón por la que bautiza, ya que Juan acaba de decir que no es el Mesías, ni Elías, ni el profeta y entonces aprovecha Juan la interrogante, para dar testimonio de uno que no conocen pero que sin embargo ya está en medio de ellos.
Dirá Juan de aquel que viene detrás, que es uno más grande que yo por eso yo no me siento digno de desatar la correa de la sandalia.
El evangelio lo podríamos resumir haciendo decir a Juan yo no soy el que ustedes creen que vendrá, pero sepan que ya está en medio de ustedes y no lo han reconocido.

Este tercer domingo de Adviento es conocido como el Domingo de la alegría y la razón para alegrarnos es saber, por el testimonio que Juan ha dado, que el Señor está en medio de nosotros y nuestra tarea es descubrirlo y al hacerlo alegrarnos con una alegría que no tendrá fin ya que Él es la razón de nuestra alegría.

La tarea de esta semana es ESTAR ALEGRES porque el Señor está en medio de nosotros.

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