Con la celebración del MIERCOLES DE CENIZA hemos dado inicio al tiempo de CUARESMA durante el cual los creyentes somos invitados a vivir un tiempo de gracia y conversión.

Tiempo de gracia, porque la CUARESMA es un tiempo en que estamos invitados a meditar y mejor aún a experimentar el amor misericordioso de nuestro Buen Padre Dios que se esfuerza para llegar a cada uno de nosotros y darnos a conocer que Él es un Dios de Amor y Perdón, que espera pacientemente a que volvamos a la casa paterna y que tiene todo dispuesto para hacer la gran fiesta por nuestro regreso.

Tiempo de conversión, porque la CUARESMA es un tiempo en que los creyentes a la luz de la palabra de Dios vamos examinando nuestra vida para ir descubriendo delante de Dios que es lo que aún nos falta por mejorar en nuestras vidas para ser cada vez mejores hijos e hijas de nuestro Buen Padre Dios.

La CUARESMA es el tiempo que los creyentes necesitamos para preparar convenientemente nuestro VESTIDO DE FIESTA para participar en el gran banquete que se prepara en favor de todos los que en los cruces de los caminos hemos sido invitados, buenos y malos, solo debemos dejarnos revestir con el traje de bodas para sentarnos en la mesa sin temor a que en algún momento se nos pregunte “amigo ¿Cómo has entrado aquí sin traje de bodas?” y ser echados fuera sin poder participar en el banquete de bodas.

El evangelio de este primer domingo de CUARESMA nos presenta al Señor Jesús después de haber sido bautizado por Juan en el Jordán,

después de ver al Espíritu descender como una paloma,

después de oírse aquella voz que venía del cielo y que decía “-Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.”

El Señor Jesús es impulsado por el Espíritu hacía el desierto, lugar donde es sometido a prueba durante cuarenta días por Satanás. Sabemos por los relatos paralelos que ante estas pruebas el Señor Jesús sale triunfador porque en todo momento tuvo presente que había que hacer la voluntad de su Padre que está en el cielo. Se entiende entonces porque aquella voz que se dejó escuchar decía “Tú eres mi Hijo amado…” podríamos atrevernos a decir, porque siempre haces mi voluntad. Se entiende la complacencia del Padre por su Hijo “…en ti me complazco”.

El Señor Jesús después del arresto de Juan da inicio a lo que llamamos su ministerio público, es decir empieza su tarea de predicar la buena noticia de Dios, es una tarea que el Señor tendrá siempre presente “vamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para predicar también allí, pues para esto he venido” y el contenido de su predicación es:

EL TIEMPO SE HA CUMPLIDO.

EL REINO DE DIOS ESTÁ LLEGANDO.

CONVIERTANSE Y CREAN EN EL EVANGELIO.

¿Qué tiempo es el que se ha cumplido? El tiempo en que Dios cumple su promesa de salvación para todos y como para que haya salvación no debe haber pecado, por eso ha enviado a su Hijo quien por amor a todos carga con todos los pecados del mundo y se inmola en la cruz de tal manera que todos ya sin pecado podemos participar de la salvación que el Padre nos alcanza en su Hijo.

¿Cómo es que el reino de Dios está llegando? El reino de Dios está llegando porque ya hay uno que hace todo lo que el rey manda y a su ejemplo todos debemos hacer lo mismo, es decir obedecer al rey que manda, y como este rey es Dios sabemos que el solo manda hacer el bien y mejor aún con su ejemplo de hacernos el bien a todos quiere darnos ejemplo a sus hijos e hijas a hacer el bien siempre y es así como va llegando el reino de Dios.

¿Para qué debemos convertirnos? Debemos convertirnos para poder ser siempre mejores, mejores en hacer el bien en favor de todos a ejemplo de nuestro Buen Padre Dios.

¿Por qué debemos creer en el evangelio? Debemos creer en el evangelio, es decir debemos creer la BUENA NOTICIA porque creyendo en el amor misericordioso de nuestro Buen Padre Dios dispuesto siempre a perdonarnos entonces nuestra esperanza de gozar de su amor expresado en perdón que brota de su gran misericordia, mantendrá nuestro ánimo para hacer siempre el bien.

Leave Comment