YA ESTAMOS EN ADVIENTO

Israel se ve confrontado por esta relectura de fe del acontecimiento del exilio proclamado abiertamente por el profeta Isaías. Los errores cometidos sobre su incredulidad y desconfianza en Dios los lleva a implorar la intervención divina pidiendo que les sea perdonadas todas sus faltas. El grito desgarrador de quien se siente agobiado por sus pecados se transforma en un himno de esperanza porque se sabe acompañado por el Dios de la misericordia que hace realidad su plan de salvación. Así, aquel que lo moldeó desde un inicio puede ayudar a perfeccionar su “vaso más preciado” y pueda éste encontrar su utilidad al servicio de los demás. Pablo inicia su carta a los corintios con una acción de gracias por el buen testimonio de la comunidad, puesto que se han dado cuenta de los numerosos dones que poseen cada miembro, pero a su vez, anuncia ya aquí algo que necesitan urgentemente, y es vivir la comunión en esa diversidad de carismas que en definitiva los mantendrá firmes en la esperanza por la Parusía. El evangelio de Marcos nos presenta un fragmento del discurso del final de los tiempos (Mc 13). El contexto de este evangelio era el ambiente de angustia que sobrevino ante la guerra judía (desde el 60 d.C.) y la posterior destrucción del Templo de Jerusalén (70 d.C.). Muchos pensaban que era el momento de la venida en gloria de Jesús, pero esto no se dio. El evangelista anima a la comunidad a perseverar, a no angustiarse, a mantenerse en vigilia. Esto sin duda, no fue nada fácil ante la experiencia terrible de la llegada de las legiones romanas, pero estas palabras ayudaron mucho a superar este difícil momento para los cristianos, especialmente, los que se habían convertido del judaísmo. Desde la teología actual, seguimos viviendo los últimos tiempos. La espera por la venida en gloria es una realidad en el corazón de los creyentes, pero esta espera no se traduce en proponer fechas posibles o desesperarse porque puede estar cerca un cataclismo o relajarse pensando que no sucederá nada y todo eso es un cuento. La mejor manera de guardar vigilia es mostrando al mundo que somos unos salvados por Cristo. Nuestras buenas obras son las que hablan de que somos hombres y mujeres de esperanza. Es tiempo de releer la historia desde la fe, es tiempo de arrepentirse, es tiempo de levantar la cabeza, es tiempo de infundir esperanza, es tiempo de Adviento, porque el Seño está cerca: “Señor, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve”.

Leave Comment