Celebra la Iglesia la fiesta solemne de la Ascensión del Señor, fiesta que nos viene a recordar que el Señor después que resucito al tercer día se quedó 40 días, junto a los discípulos antes de ascender glorioso al cielo, dándoles pruebas de que realmente había resucitado y una vez que lo logró, se dedicó a recordarles aquellas enseñanzas que ya les había hecho cuando recorría los pueblos y ciudades predicando el evangelio, pero que ahora ellos deberían anunciar en su nombre.

El evangelio nos presenta al Señor Jesús resucitado apareciéndoseles a los discípulos a quienes les da el mandato o tarea que consiste en ir “al mundo entero y proclamen el evangelio a toda la creación”. Esta tarea debe ser realizada por los discípulos en favor de toda la creación yendo por el mundo entero, ya que del cumplimiento de esta tarea  depende para que crean y se salven todos; aunque les advierte que habrá algunos que se resistirán a creer en el evangelio que ellos anuncien pero que por resistirse a creer estos serán condenados. Como para animarlos a realizar la tarea que les está encomendando les hace saber que serán capaces de realizar prodigios en su nombre, lo que supone una ayuda para que los que les escuchan puedan creer que realmente es una gracia de Dios el que les sea anunciado tan buena noticia que va acompañada de señales que a todas luces habla de ser una obra de Dios.

Una vez que los discípulos han comprendido de la seriedad y necesidad de continuar la misión que el Señor Jesús ha estado realizando en la tierra, “ellos fueron a pregonar el evangelio por todas partes”.

Cumplida su misión en la tierra el Señor Jesús sube al cielo para recibir la gloria que tenía junto al Padre desde antes de la creación del mundo y por eso el evangelista indica que “se sentó a la derecha de Dios”

En el evangelio que se proclama en esta fiesta solemne encontramos entonces dos temas para nuestro bien:

Uno: es la recepción del mandato del señor de continuar la misión salvadora de Dios Padre en favor de toda la creación, tarea que no solo atañe a los primeros discípulos sino que también es de cumplimiento por todos nosotros que confesamos que Jesús es el Señor.

Dos: que el Señor Jesús coopera con la tarea realizada por los discípulos, y también colaborará con nosotros en el cumplimiento de la misma tarea, pero ahora ya no es un acompañamiento corporal sino que es un acompañamiento desde junto al Padre donde quiere que un día también estemos con Él, “me voy a prepararles un lugar para que donde yo estoy estén también ustedes”.

PARA TODOS USTEDES HERMANAS Y HERMANOS LES DESEO UN FELIZ DOMINGO DE RESURRECCIÓN Y QUE LA CELEBRACIÓN DE ESTA FIESTA SOLEMNE RENUEVE EN NOSOTROS NUESTRO COMPROMISO MISIONERO, QUE NOS RECUERDE QUE SOMOS DISCÍPULOS MISIONEROS…

A QUIENES DIOS ENRIQUECIÓ CON EL DON DE LA MATERNIDAD EL MISMO LAS GUARDE EN SU AMOR, LAS PROTEJA DE TODO MAL Y SIGA DERRAMANDO SUS BENDICIONES SOBRE TODAS ELLAS…

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