En este domingo el evangelio nos presenta al Señor Jesús hablando a sus discípulos y les pide que permanezcan en su amor, y como que no vayan a divagar pensando cómo se hace para permanecer en su amor, el señor les hace saber que se permanece en su amor guardando sus mandamientos. 

El Señor Jesús hace referencia al amor con lo ha amado el Padre, si nos fijamos atentamente nos daremos cuenta que el primero en amar es el Padre y como respuesta a ese amor el Señor Jesús ha guardado los mandamientos de su Padre para permanecer en su amor.  

Por la dinámica de la conversación que sostiene el señor Jesús con sus discípulos intenta hacer notar que sus discípulos deben seguir el ejemplo que Él les da. Si yo permanezco en el amor del Padre guardando sus mandamientos, ustedes también deben guardar mis mandamientos y así permanecerán en mi amor. 

Y por si hubiera dudas sobre que mandamiento guardar el Señor Jesús se los recuerda cuando les dice “Que se amen unos a otros…” pero esta manera de amarse no puede ser de cualquier manera, sino que tiene que ser a la manera con que Él nos ha amado “como yo los he amado” y por si hubiera dudas sobre cómo nos ha amado Él, se lo dice “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” también podríamos decir él que se desvive por servir a los demás, como aquella enseñanza “el que quiera ser el primero que se haga el servidor de todos…” 

Como para darles ánimo a sus discípulos para realizar todo esto el Señor Jesús les manifiesta “ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando” y esté ánimo también nos lo quiere comunicar a nosotros que como nos recordaba el documento de Aparecida “por el sacramento del bautismo hemos sido hechos discípulos y misioneros de Jesucristo el Señor” 

El Señor Jesús les hace saber también a sus discípulos que es Él quien los ha elegido, y esta elección es para destinarlos “para que den fruto, y su fruto dure” 

Y saben los discípulos que los frutos que deben dar son los frutos de las buenas obras que se logra cuando son capaces de amarse unos a otros, ya que quien ama busca siempre el bien del amado. 

Por eso vuelve a recordarles que el mandamiento que deben guardar porque Él lo ha mandado es “que se amen unos a otros”. 

Y entonces cuando lo hagamos, su alegría vendrá a nosotros para que nuestra alegría llegue a su plenitud. Y esta alegría brota de amarnos unos a otros como Él nos ama y como su Padre lo ama a Él.   

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