Queridos amigos reciban mi cordial saludo y pido a Dios, les conceda su bendición en este domingo, “día del Señor”.
Demos gracias a Dios porque ya vamos terminando el primer mes del año, sigamos invocando su bendición para el nuevo mes que nos llega.
La Palabra de Dios para este domingo nos ilumina y nos pone en la dirección correcta de la fe en Dios, en el poder de su Palabra, en quien ponemos nuestra vida, nuestra confianza y nuestra esperanza.
Dios no nos deja solos, y él nos muestra el camino con su Palabra.
En el Antiguo testamento, Dios muestra el camino a través de la enseñanza de la Ley y de los Profetas y de la Sabiduría.
En la primera lectura del libro del Deuteronomio (Dt. 18,15-20), Dios habla a través de Moisés, es su “profeta”.
El Profeta es el que transmite la Palabra de Dios.
Y por ello es necesario reconocer al Profeta y hacer atención a su “Palabra”
El profeta cuidará la fidelidad a Dios y la fidelidad a la Alianza: compromiso del pueblo para con Dios.
Sin embargo hay que saber reconocer al profeta de Dios, porque aparecieron los “falsos profetas”, que no tienen “autoridad” en lo que dicen. Hablan de Dios pero no transmiten la Palabra de Dios.
El salmo 94, nos pone en relación de la primera condición para ser Profeta de Dios: “Escuchemos la voz del Señor, porque él es nuestro Dios y nosotros su pueblo”.
La segunda lectura, del apóstol Pablo a los Corintios (1Co.7,32-35), continúa con el tema del domingo pasado. El apóstol va poniendo orden en el modo de relacionarse con Dios. Todos, casados, solteros, están llamados a obrar con rectitud de conciencia en el estado de vida que escogieron, porque se trata “de contentar al Señor”. ¡Ser y Hacer, para Dios!!. Hemos de amar a Dios sinceramente.
En el evangelio de Marcos (Mc.1,21-28). Jesus, entra en una Sinagoga, y todos se asombran que “enseña con autoridad”, y no al modo de los Escribas.
Su Palabra llega a sus oídos con la fuerza de la convicción que hablaba con verdad, y su palabra producía la salud del alma y cuerpo.
Ante el “hombre que está lleno del espíritu inmundo”, va la Palabra de Jesús, con una orden directa, y nos dice el evangelio que “el espíritu inmundo” salió de él.”
De Jesús viene la salud, se restaura la humanidad herida por el mal, se quitan todos aquellos modos que al interior de la conciencia del hombre lo aprisionan, que lo hacen esclavo de pasiones desordenadas. La palabra de Jesús es la Palabra de Dios, acreditada por los signos evidentes que lo van distinguiendo para ser reconocido como el Mesías esperado.
Que bueno es aprender el lenguaje de Dios, “verdad, y poder”. De el nos viene la salud y el perdón. De el viene el llamado a la conversión (Mc.1,15), de acoger la “Buena Nueva” (Evangelio).
Que bueno que también nosotros podamos vivir el Espíritu que recibimos cuando nos bautizamos, fuimos ungidos para ser Profetas. “Hablar y dar testimonio de Dios”, con Verdad, y coherencia de vida, que ejercita la caridad y aviva la esperanza.
Los tengo en mi oración y en la misa que celebraré.
Sigamos orando unos por otros.
Oh María sin pecado concebida. Ruega por nosotros que recurrimos a Ti”.

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