DIOS SE INTERESA POR TODOS, PORQUE NOS AMA

IV DOMINGO DE CUARESMA – CICLO B

A menudo solemos escuchar estas frases: “Dios te ama”, “tú vales mucho”, “Dios se interesa por ti”, “Dios nunca te abandona”; o hasta podemos cantar aquella estrofa famosa: “el amor de Dios es maravilloso, grande es el amor de Dios”. Una pregunta que me viene a la mente y al corazón, a la luz de todo esto, es: ¿creemos lo que decimos o lo que proclamamos?

Ya estamos entrando, por decirlo así, en la recta final de este camino santo de cuaresma, o de este retiro espiritual de 40 días, ¿habremos entendido aquello de: “conviértete y cree en el evangelio”? (cf.Mc.1,15). ¿Cuántas veces multiplicamos infidelidades haciendo daño a cuántos podamos? ¿Cuántas veces caemos siempre en lo mismo? ¿Cuántas veces se nos pide y se nos exige que cambiemos y no le hacemos caso a Dios? Fijémonos en la 1ra lectura: “todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades y mancharon la casa del Señor” (2Cro.36,14-16.19-23). Se nos pide que cambiemos, que “dejemos de obrar mal y aprendamos a obrar bien” (Is.1,17); que dejemos de odiar o guardar rencor, que vivamos de manera coherente nuestra vida, nuestra fe misma, pero a veces eso puede quedar en un saco roto. En palabras del libro de las crónicas: “ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de los profetas”. Hoy hay mucha gente que está destruyendo templos, literalmente hablando, se quiere opacar el actuar de la Iglesia en muchos lugares, se amenaza a sus hijos profetas que hablan de parte de Dios o alzan la voz en su nombre. ¿No será que Dios ya no cuenta para nada en ellos? Una vez más podemos constatar que el mundo de hoy vive sin parámetros éticos, vive como si Dios no existiera. ¿Queremos un mundo sin Dios?, ¿un mundo sin moral?, ¿una fe sin mandamientos, sin sacramentos, sin Iglesia? ¿Acaso, Dios es una “moda” que ya pasó? Se nos quiere convencer de que lo malo es bueno, de que lo escandaloso es “normal”, de que mentir haciendo daño a los demás es fácil; de que manipular la salud y la conciencia de los demás es bueno; incluso tratamos de ridiculizar a los profetas que hablan de parte de Dios. Si yo desprecio a un profeta que habla de parte de Dios, estoy retando a Dios, lo estoy despreciando a Él mismo, me estoy enfrentando con Dios mismo.

Pero no todo está perdido. ¿Saben que Dios nos quiere resucitar en Cristo por pura gratuidad y misericordia?: “Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, nos ha hecho vivir con Cristo, nos ha resucitado con Cristo Jesús” (Ef.2,4-10). Nuestra vida tiene sentido en Dios, como dice San Vicente de Paúl que: “nuestra vida está oculta en Jesucristo”. Vale la pena vivir esta vida, porque Dios nos ama, le dije a una persona que tomó un cuchillo y se lo incrustó en su estómago, vale la pena nuestra vida, porque Dios siempre pensó en ti, en mí y en todos.

¿Pensamos que lo de la crucifixión de Jesús fue un hecho del pasado? ¿Pensamos que los dolores de Jesús en la cruz ya no se dan en el hoy de nuestra vida? ¿Pensamos que lo del Gólgota es un simple recuerdo “bonito o lleno de admiración”? ¿Creemos que Jesús no sigue llorando y derramando su sangre desde la Cruz por nuestro pecado? Si pensamos así, estamos muy equivocados. Jesús no es un recuerdo “del ayer” (o una estampita bonita). Jesús nos ama, te ama a ti, a mí y a todos. “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna” (Jn.3, 14-21). Es el corazón del evangelio de hoy domingo. Es una verdad inmensamente hermosa: Dios nos ama. Y nos ama de verdad.

El mundo necesita siempre de Dios, de su amor, de su misericordia; pero pareciera que se está perdiendo cada vez más. Está el mundo “enfermo”. Jeremías 31,3 dice: “Con amor eterno te he amado, por eso prolongo mi favor hacia ti”. Sólo el que ama, acepta la luz y rechaza las tinieblas. Sólo el que ama, podrá desear el bien al ser amado; sólo el que ama es capaz de perdonar y pedir perdón; sólo el que ama es capaz de animar a otros a vivir en y desde la luz. Pero quien no ama, detesta aquello que es de Dios, y no acepta la conversión y menos dejar que Dios le abrace con su misericordia infinita; quien no ama, mata vidas que están por nacer; quien no ama, denigra la dignidad de los demás, por tanto rechaza la luz: “la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas, el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz”. Quien no ama, manipula la salud y la mente de los demás. Quien no ama, maltrata la creación. ¿Serás tú del primer o del segundo grupo?

Desde la Cruz, Jesús nos sigue mirando con ternura de Padre y Madre. Él extiende sus brazos para acogernos y salvarnos. Dios se interesa por todos, porque nos ama y espera mucho de nosotros y de ti también. Amén.

Con mi bendición.

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