El evangelio nos presenta el pasaje que llamamos EL CIEGO DE NACIMIENTO, porque el pasaje relata el encuentro del Señor Jesús con un hombre ciego de nacimiento.

El relato tiene diferentes niveles y cada uno va enmarcando diferentes problemáticas de la comunidad.

El primero es el actuar del Señor que a través de signos se va mostrando como el mesías, aquel que debía venir y que su actuar estaba señalado por los profetas, actuar en favor de los más necesitados, de los pobres, de los desvalidos y el ciego lo es.

El segundo nivel es la dificultad de la gente para saber reconocer el actuar de Dios en favor de su pueblo, actuar que se realiza mediante estas señales realizadas por Jesús, el enviado del Padre.

Un tercer nivel nos hace notar la reacción de las autoridades religiosas, en este caso representada por los fariseos, quienes después de un interrogatorio terminan expulsando de la comunidad a quienes reconocen en la persona de Jesús a un enviado de Dios. La dificultad para reconocerlo que tienen los fariseos se centra en el problema que no respeta el sábado.

Un cuarto nivel se puede reconocer en el encuentro del nuevo vidente con aquel que le devolvió la capacidad de ver, lo primero que llama la atención es que el Señor Jesús lo encontró.

Es Dios el que elige, es el quien busca al hombre para que el hombre conociéndolo tenga opción de elegir creer en aquel que lo busca y lo ama.

Al encontrar el Señor Jesús, al que ahora puede ver le pregunta ¿Crees tú en el Hijo del Hombre? ¿Quién es, Señor, para que crea en él? Responderá el que era ciego, pero que ahora ve por el poder de Dios.

La respuesta nos permite conocer el efecto del signo “lo estás VIENDO, el que te está hablando, ése es”.

Siempre será Dios quien nos conceda el don de la fe y será tarea nuestra el aceptarla sabiendo que al aceptarla nos comprometemos a un cierto estilo de vida, el estilo de su enviado que hace de la voluntad del Padre su alimento.

Cada uno de nosotros al igual que aquel que era ciego pero que ahora VE, tenemos la posibilidad de decir “Creo, Señor”.

SEGUIMOS AVANZANDO EN NUESTRA PREPARACIÓN PARA CELEBRAR LA PASCUA DEL SEÑOR, SEGUIMOS AVANZANDO EN ESTE TIEMPO DEL NUEVO CORONAVIRUS QUE HA VENIDO A CAMBIAR NUESTRA MANERA DE VALORAR LA VIDA, QUE NOS ESTA HACIENDO VIVIR ESTE TIEMPO DE CUARESMA DE UNA MANERA DIFERENTE, HERMANOS QUE LOS FRUTOS DE ESTA PREPARACIÓN SE MANIFIESTEN EN GRANDE ALEGRÍA AL EXPERIMENTAR LA ELECCIÓN DE DIOS QUE ENVIÓ A SU HIJO PARA SALVARNOS Y PARA CURARNOS EN LO MÁS PROFUNDO DE NOSOTROS.

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