Se presentan unos saduceos delante del Señor Jesús para interrogarlo sobre una cuestión que para ellos se hace bastante dificultoso. El tema es sobre la resurrección de los muertos, que por cierto ellos no creen que haya por una cuestión que sale a la luz cuando plantean el caso de la mujer que se casa con los siete hermanos, uno a la vez y luego que el anterior muere sin haber dejado prole y la obligación que tenía el hermano menor en favor del mayor en darle un descendiente, pues de otra manera será tenido por la comunidad como un maldito de Dios, en vista que los hijos son una bendición y quien habiéndose casado y no haber procreado entonces Dios no lo ha bendecido y lo contrario a la bendición es la maldición.

Lo que dificulta a los saduceos para creer en la resurrección es lo que a continuación de presentar el caso de la mujer casada con los siete hermanos le terminan por preguntar: “cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será su mujer? Porque los siete han estado casados con ella”. Esta es la dificultad que ellos encuentran insalvable “¿de cuál de ellos será su mujer? Porque los siete han estado casados con ella”.

Como vemos es una cuestión práctica lo que les impide creer en la resurrección y como el Señor Jesús ha venido a buscar a todos, aprovecha de la pregunta para ayudarles a superar su dificultad y por eso les dice “En esta vida hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura, aquí les apertura también para ellos la salvación, y de la resurrección de entre los muertos, no se casarán. Y por lo tanto queda resuelta la dificultad que tienen los saduceos para poder creer en la resurrección.

Y como para cerrar el tema, el Señor Jesús les recuerda un pasaje de la Palabra de Dios para afirma de manera positiva que si hay resurrección “…que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos sino de vivos y la razón para ello es que “para Él, todos están vivos” es decir que para Dios todos están vivos.

Pidamos al Señor que nos ayude a superar toda dificultad que encontremos para creer en la resurrección de los muertos, que no necesariamente sea dificultad en creer en la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, pues hasta ahora para llegar a esa experiencia personal de resurrección pasa por la muerte.

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