Este domingo el evangelio nos presenta un encuentro entre uno que desea ver al Señor Jesús y hace todo lo posible por lograr su cometido. Ante este empeño el Señor Jesús premia al que quiere ver quién es Él y termina sorprendiéndolo primero al ser llamado por su nombre y luego al hacerle saber que desea alojarse en su casa.

Empieza el relato haciéndonos saber que:

-Zaqueo trataba de distinguir quien era Jesús.

-La gente se lo impedía.

-Zaqueo es bajo de estatura.

-Que se subió a una higuera para poder ver al señor.

Cuando estaba subido en la higuera y pasaba el Señor Jesús, este levanto los ojos y le dijo: “baja enseguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”, palabras que nos deben recordar aquellas otras “estoy a la puerta y llamo; si alguno escucha mi voz y me abre la puerta entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo”.

Ante tal pedido Zaqueo bajó enseguida del árbol para recibir al Señor Jesús, al que tenía deseos de verlo y enseguida lo recibió en su casa muy contento.

En contraste de la alegría de Zaqueo algunos otros no se alegraron con Zaqueo sino que esos algunos murmuraban en contra del Señor diciendo “ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”.

Este encuentro que tiene Zaqueo con el Señor Jesús ha provocado no solamente alegría en Zaqueo, sino que también provoca un desapego a los bienes de este mundo, a las riquezas, y es así como Zaqueo termina repartiendo lo que tiene a los pobres.

Tal vez valga recordar aquí aquel momento que el Señor se encontró con el joven rico que se fue triste porque no pudo desapegarse de los bienes de este mundo en favor de los pobres.

Este cambio de actitud que se produce en zaqueo frente a las riquezas que le hace pasar de acumulador de riquezas a repartidor de la misma a los pobres, hace que el Señor Jesús termine afirmando que la salvación ha llegado a esa casa y que Zaqueo sea reconocido como hijo de Abrahán, es decir miembro del pueblo de Dios.

Y termina el relato haciéndonos escuchar las palabras del Señor Jesús donde vuelve a afirmar que “el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.

A la luz de este pasaje ruego a nuestro Buen Padre Dios que también nosotros iniciemos este proceso de desapego de los bienes terrenos y nos apuremos a compartirlos con los pobres y así atraigamos a nosotros y a nuestra casa la salvación.

HERMANOS Y HERMANAS EN ESTA CUARTA SEMANA DEDICADA POR LA IGLESIA A LAS MISIONES, NO OLVIDEMOS ROGAR AL DUEÑO DE LA MIES PIDIÉNDOLE QUE ENVÍE TRABAJADORES PARA HACER LA COSECHA.

EN ESPECIAL QUE HAGA SURGIR VOCACIONES MISIONERAS EN NUESTRAS FAMILIAS Y COMUNIDADES DE FE, PARA QUE ESTOS HERMANOS Y HERMANAS CON UNA RESPUESTA GENEROSA SE PREPAREN PARA SER ENVIADOS A ANUNCIAR EL EVANGELIO DE LA SALVACIÓN A LOS HERMANOS Y HERMANAS QUE VIVEN EN LUGARES DE MISIÓN.

QUE EL SEÑOR DE LOS MILAGROS DERRAME ABUNDANTES BENDICIONES SOBRE NOSOTROS Y NUESTRAS FAMILIAS Y QUE EL ENCUENTRO CON ÉL NOS MUEVA A VIVIR SIEMPRE ESFORZÁNDONOS POR HACER LA VOLUNTAD DE NUESTRO BUEN PADRE DIOS.

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