El evangelio de este domingo también nos presenta al Señor Jesús en camino, esta vez acompañado de sus discípulos dirigiéndose a las aldeas de Cesarea de Felipe, y el señor Jesús está en movimiento por qué tiene claro que “debe ir a otros pueblos para anunciar el evangelio de la salvación”. 

Estando de camino el Señor Jesús hace de pronto una pregunta inesperada a sus discípulos ¿Quién dice la gente que soy yo? A lo que los discípulos fueron respondiendo lo que ellos habían escuchado por ahí y que expresaba lo que la gente pensaba de Él, la valoración común entre todos consistía que lo consideraban un PROFETA, pero al tener que identificarlo con alguno de los profetas ya la cosa era diferente pues diferían unos de otros, no había consenso pues iban desde Juan Bautista pasando por Elías hasta los otros profetas. 

Si aceptamos que los profetas eran considerados persona que hablaban en nombre de Dios dando a conocer su mensaje al pueblo. Entonces se podría decir que la no identificación con uno solo de los profetas sino que se le identifica con todos los anteriores podríamos asumir que la gente lo hace de esa manera por los diferentes matices de su mensaje. 

“Y ustedes, ¿Quién dicen que soy? Es la pregunta que de pronto les hace el Señor a ellos, sus discípulos, apenas terminado de manifestar ellos lo que la gente piensa de Él. La respuesta que se escucha es la que da Pedro “Tú eres el Mesías” y la respuesta no es gratuita sino que brota después de haber sido testigo de lo que el Señor Jesús hace en favor de los sordos y mudos, de los leprosos y endemoniados, de los paralíticos y la hemorroisa, levantando a la niña que la gente cree muerta, dar de comer a una muchedumbre; es decir después de reconocer las señales que acompañaran al enviado de Dios, no le es difícil a Pedro reconocer que el enviado de Dios es quien ahora delante de ellos les ha interrogado sobre quien piensan ellos que Él es, por eso la respuesta “Tú eres el Mesías” no sorprende al señor sino que les pide que no se lo dijeran a nadie. 

Ahora que todos lo han reconocido como el Mesías se pone a explicarles que como “el Hijo del hombre tiene que PADECER MUCHO, tiene que SER CONDENADO por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, SER EJECUTADO y RESUCITAR a los tres días” 

La explicación está clara, no hay duda de lo que va a tener que experimentar el Señor Jesús, pero esto es tan tremendo que nuevamente Pedro adelantándose a los demás discípulos se lleva al señor aparte para increparlo, para decirle que eso que dice no es posible que le suceda ya que siendo el Mesías de Dios no está para fracasar sino para triunfar frente a sus enemigos ya que Dios está con Él y razones parecidas. Pero la diferencia es que el Señor Jesús al anunciarles su pasión, muerte y resurrección les está revelando el Plan salvador de Dios y que aún no terminan de comprender. Por eso el Señor Jesús increpo a Pedro de cara a los discípulos diciéndole “que Pedro piensa como los hombre, no como Dios”. 

De ahí que termina llamando a la gente y a sus discípulos para decirles que para seguirlo es necesario “que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga” es decir que las condiciones para seguirlo las pone Él. Porque Él y la Buena Noticia son motivo de salvación pero quien quiera salvar su vida por si mismo la perderá.  

Solo nos queda pedirle al Señor Jesús que nos conceda la gracia de poder seguirle según sus condiciones ya que también nosotros lo reconocemos como el Mesías, el enviado de Dios para traernos la salvación. 

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