El evangelio de hoy nos propone, desde su inicio, una pregunta que la mayor parte de los cristianos nos la hacemos alguna vez, ¿quiénes son los que se salvan? El Señor no nos dice si son muchos o pocos sino que la salvación está al alcance de todos. Lo esencial es que cada uno estemos dispuestos a recorrer el camino que conduce a ella. El camino que ofrece Jesús es la vivencia de los valores del Espíritu, la experiencia profunda de Dios por la fe, y la propia responsabilidad y exigencia personal como respuesta al Señor que nos interpela a seguirle como “camino, verdad y vida” (Jn. 14,6).

No es suficiente con pertenecer a una religión determinada, a una familia cristiana o cumplir unas normas establecidas. Esas experiencias y prácticas son necesarias pero “para pasar por la puerta estrecha” se requiere vivencia personal de la fe, espíritu comunitario para compartir la vida desde el amor fraterno, renovación permanente, afán de superación que cimienten nuestra vida cristiana en una profunda motivación que nos vincule progresivamente al encuentro con el Señor.

Todos estamos llamados a anticipar el cielo en la tierra. La fidelidad perseverante al plan de Dios será la garantía de nuestra propia salvación. El Señor nos conoce y comprende nuestras limitaciones y caídas pero siempre espera el coraje y la valentía personal para superar nuestras debilidades. La confianza en alcanzar la salvación, que todos necesitamos desde el mismo presente, hay que ponerla en el don de Dios por la fe y en la fidelidad nuestra a él desde una voluntad firme y una libertad responsable.

La puerta es estrecha pero puede resultar espaciosa y amplia cuando se lleva un corazón marcado por el amor. El Señor no amenaza. Simplemente nos hace una llamada a responsabilidad, a la coherencia y lucidez de vida, a responder por la fe a la grandeza de su amor. La salvación siempre es gracia, don de Dios pero los hombres podemos aportar nuestra voluntad, humildad, gratitud y confianza. San Agustín lo expresa sabiamente: “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti”.

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