Este domingo en la lectura continuada del evangelio según San Marcos, Que corresponde al ciclo “B” del año litúrgico en el que estamos, se hace un alto y se pasa a leer el evangelio según San Juan durante cinco domingos seguidos, es decir desde el domingo XVII hasta el domingo XXI. 

El texto que se proclama para nuestra reflexión y para que nos podamos alimentar de la palabra de Dios, nos presenta al Señor Jesús con sus discípulos viajando a la otra orilla del mar de Galilea, de lo que podemos deducir que el Señor Jesús siempre está en movimiento yendo de un lugar a otro para proclamar el evangelio de la salvación. 

El texto que se nos presenta hoy es conocido como el pasaje de la multiplicación de los panes por lo que se narra en él. 

Un primer detalle del relato nos hace saber que mucha gente seguía al Señor y la razón para seguirlo es porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. 

Por el contexto que el autor pone antes de hacer el relato en sí, podemos intuir que algo está pasando en la comunidad de los creyentes para que sitúe el relato justo antes de la celebración de “la Pascua, la fiesta de los judíos”, como queriendo recordar cómo se debe celebrar. Según lo determinado desde antiguo, para celebrar la cena pascual cuando una familia era pequeña debía unirse a otra para comer juntas el cordero pascual, la idea era que todos comieran y que se asegurase que todo el cordero fuera consumido, sin que nada se desperdiciase. 

Se refuerza esta idea con lo que comenta el autor sagrado “Lo decía para ponerlo a prueba, pues bien sabía Él lo que iba a hacer” y este comentario el evangelista lo hace después que el Señor le pregunta a Felipe “¿Dónde compraremos panes PARA DAR DE COMER A TODA ESTA GENTE? 

La respuesta que el apóstol Felipe le da al Señor Jesús, se sigue prolongando a lo largo de la historia en la respuesta que muchos damos desde un sentido práctico “Doscientos denarios no bastan, para que a cada uno le toque un pedazo de pan” o “¿Qué es eso para tantos? 

Pero gracias a Dios que también existen personas que se dejan mover a compasión ante una necesidad, como es el caso del niño que tiene los cinco panes y los dos peces, y que por la cantidad de panes y peces que posee este niño del relato, me atrevería a decir que es un niño que aprovechando la concurrencia de tanta gente ha venido para intentar vender sus productos a la gente que necesite, pero que escuchando al Señor conversar con Felipe sobre la manera de poder dar de comer a todos, en un arranque de generosidad ofrece lo que tiene como la posibilidad de un inicio de solución del problema.  

Y vaya que si lo es. 

El detalle de hacer sentar a la gente en la hierba es interesante cuando visualizamos a todos sentados vuelta la mirada a donde se encontraba el Señor y ver como el niño entrega lo que tiene y el señor después de recibirlo decir la acción de gracias y repartirlo a todos los que haciendo lo que el señor les había mandado se habían sentado en la hierba.  

Hay un dicho de la sabiduría popular que reza “un ejemplo vale mucho más que mil palabras” y el niño delante de todos les ha dado un ejemplo difícil de resistir ya que los ejemplos arrastran a hacer lo mismo, y entonces todos vuelven a hacer memoria que nadie debe quedar excluido de la cena pascual, es más, que todos deben ser generosos con los que no tienen para que a nadie le falte ni le sobre nada, sino que más todos tengan lo suficiente para saciar el hambre de Dios y el hambre de pan material. Y al hacerlo no solo debemos pensar en los que están cerca de nosotros, sino que debemos tener presente a los que están lejos y por eso es necesario guardar lo que sobra para compartirlo con ellos o con los que lleguen después.  

QUE TODOS CELEBREMOS FELICES FIESTAS PATRIAS, EN NUESTRO BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL. 

QUE EL SEÑOR NOS SIGA MOVIENDO A SER SOLIDARIOS CON LOS QUE NO TIENEN, PARA SACIAR SU NECESIDAD, DESDE LO POCO O MUCHO QUE TENGAMOS, SOLO DEJEMOS QUE EJEMPLO DEL NIÑO DEL EVANGELIO NOS MUEVA A SER GENEROSOS TAMBIÉN NOSOTROS…  

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