UN NUEVO ÉXODO A LA VISTA

El relato de la multiplicación de los panes resulta ser de los pocos que se encuentran en los cuatro evangelios con sus respectivos matices (pues en Mc y Mt se repite dos veces). Sin duda, que este portento se llevó a cabo y quedó muy grabado en la mente de los apóstoles quienes lo transmitieron en la tradición oral hasta plasmarse por escrito. La evocación del portento realizado por Eliseo, el profeta de Dios, en el segundo libro de los Reyes, no hace sino confirmar en este relato la mayor autoridad del Enviado del Padre, Cristo, que viene a saciar el hambre no solo de cien personas sino de una multitud mucho más considerable. Pero los evangelistas elaboraron de una mejor manera el relato originario aprovechando los contextos propios de una comunidad cristiana que necesitaba reflexionar el significado de tal portento. El cuarto evangelista lo enmarca dentro de la Pascua, la fiesta de los judíos, puesto que su obra se sostiene desde las fiestas judías para darles una nueva significación. El autor quiere rememorar la gloria del Éxodo y el nacimiento de Israel en el desierto donde fueron testigos de la providencia de Dios que les dio pan del cielo para saciar su hambre. Ahora, es Jesús quien lleva adelante un nuevo éxodo y una nueva pascua, y ante las dudas de sus discípulos se subraya la iniciativa del muchacho que presenta lo poco que tiene. A diferencia de los otros relatos, aquí es Jesús quien hace todo, la acción de gracias y el repartimiento. Y ante tanta caridad, sobra más: un número simbólico para Israel, el doce. El signo esta dado, la cuestión ahora es si se ha llegado a entenderlo. Por lo que destaca el evangelista, parece que no se comprendió, pues no proclaman a Jesús como el Hijo de Dios sino como el “Profeta” como Moisés de la tradición deuteronómica (una de tantas tradiciones acerca de los mesianismos esperados) y la intención de la gente era proclamarlo rey pues al facilitarles pan donde era imposible conseguir les podía solucionar los problemas materiales que tenían. Es preciso para el cuarto evangelista que se deba explicar el signo, dándose inicio al discurso de Jesús como el Pan de Vida que se desarrollará a continuación. Finalmente, siguiendo con la tradición paulina que nos presenta esta carta a los efesios en la segunda lectura, Pablo es presentado como el “esclavo” por el Señor, lo que le da “autoridad” para dar consejos de cómo convivir en la comunidad a pesar de que sus miembros sean de origen diferente (paganos y judíos). Ya desde la fe en Cristo no hay elementos de separación sino de comunión: un cuerpo, un espíritu, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos. Esta es la nueva Pascua, la renovación de la obra salvífica de Dios para un nuevo pueblo, que no es sino la humanidad a la que se le convoca para vivir una relación familiar con Dios. No está mal pedir a Dios que nos sacie de favores, pero mucho más que pedir que Dios nos solucione los problemas, es mejor pedir a Dios que nos dé el don del discernimiento parar obrar siempre lo correcto. La actitud del creyente siempre deberá ser abrir las manos con humildad, agradecer sinceramente a Dios, y confiar en el “tiempo oportuno” en que Dios se manifestará. ¡Sácianos, Señor, por tu bondad!

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