Este domingo el evangelio nos presenta al Señor Jesús hablando a la multitud y conversando con sus discípulos.

Para comprender mejor la razón por la que el Señor Jesús le enseña a la multitud la parábola del sembrador, debemos recordar el evangelio de la semana pasada donde en oración agradecida dirigida a su Padre, Señor de cielo y tierra, le decía que estaba bien que le haya ocultado los secretos de reino a los sabios y entendidos y se las quiera revelar a los sencillos.

Tal parece los sencillos no reciben muy bien la revelación y por eso el Señor Jesús se ve precisado contarles la parábola del sembrador donde hace notar que la semilla cae en cuatro tipos de terreno y que solo uno recibe esta semilla y la hace producir frutos, los otros tres terrenos, aunque reciben la semilla, está, o no crece o creciendo en condiciones desfavorables terminan por no dar fruto.

Por lo menos así lo da a entender a sus discípulos cuando les explica el sentido de la parábola.

Si nos preguntaran que clase de terreno, de los cuatro que menciona el Señor Jesús en la parábola, quisiéramos ser, primero unos luego otros y al final todos terminaríamos diciendo que nos gustaría ser el terreno bueno pues todos querríamos dar fruto abundante.

Conviene entonces de qué manera cada uno de nosotros podemos dar fruto abundante. La manera de producir fruto abundante es realizando siempre el bien y evitando hacer el mal, y esto es así porque cada vez que hagamos algo bueno estaremos produciendo frutos porque estaremos haciendo lo que Dios quiere: que todos hagan el bien.

Por eso este domingo haremos bien todos el pedirle al sembrador, el Señor Jesús, que nos prepare para ser terreno bueno, capaz de producir fruto abundante, que nos haga capaces de hacer siempre el bien.

Y en este tiempo de Pandemia todos tenemos la oportunidad de ser terreno bueno especialmente siendo solidarios y colaborando en lo que podamos y prestando nuestra ayuda en favor de aquellos que por limitaciones propias de la edad o situación de vida no se pueden valer por sí mismos y necesitan de nuestra ayuda…

Que nos ayude el dueño de la mies a eliminar en nosotros piedras y espinos para quedar como tierra buena capaz de producir fruto abundante…

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