Hola amigos

El evangelio de hoy (Mt 10, 37-42) nos trae los últimos 5 dichos del discurso misionero de Jesús a los Doce (y a nosotros en ellos). Los últimos y los más importantes, pues llevan la firma de Jesús: “SOY YO (Dios) quien se lo dice”. Tienen que ver con el seguimiento de Jesús: cuánto hay que estar dispuestos a renunciar (a dar) por seguirlo, los 3 primeros. Y cuánto habremos de recibir por seguir a Jesús, los dos últimos. Por su estilo literario semítico, los tres primeros suenan muy duros y difíciles, pero llegan a parecer normales -y esenciales- cuando se los traduce a nuestro modo de hablar. Los tres primeros comprometen en cuerpo, alma y espíritu. al seguidor de Jesús: Los dos últimos comprometen la generosidad de Jesús con quienes reciben a sus misioneros o dan algo (un vaso de agua, por ejemplo) a sus seguidores (sus pequeños, los llama Él).

En lo afectivo , el amor de los apóstoles (ustedes y yo) se llama pasión por Dios y por Jesucristo. En este primer dicho de Jesús no se trata de decir a quién amas más: si a Dios o a los tuyos, pues el amor es uno solo y en un solo y mismo abrazo de amor estrechamos a Dios y a cuantos Él nos ha dado. El amor a Dios sobre todas las cosas pide que amemos también todas las cosas y personas como don que son de Dios.

El segundo dicho de Jesús nos pide cargar nuestra cruz y seguirle… No se trata tanto de tener espaldas anchas -(hay que tenerlas, y firmes)-, cuanto de seguir a Jesús, de jugárselas por Él haciendo nuestra su causa. El discípulo verdadero de Jesús deberá recordar siempre que la cruz es condición y/o consecuencia de seguirle. El tercer dicho tiene que ver con la libertad: qué estás haciendo con tu vida, en qué has decidido gastarla… Hay muchas opciones por delante: la vida o la muerte, la bendición o la maldición… (Dt. 30,20). Al respecto recordemos la gran paradoja del evangelio: “el que vive su vida para sí la perderá; el que sacrifica su vida por mi causa (de Jesús), la encontrará”. Haz de tu libertad un SÍ a la voluntad de Dios. Conviértete como Jesús en el Amen de Dios (2 Cor 1,20)

Los dos últimos dichos de Jesús ponen de relieve la importancia de la acogida y de la ayuda al hermano. Tanto que, aunque no lo pensemos, considera como hecho a Él cuanto hacemos por el prójimo. Es interesante este toma y daca, pero es mucho más interesante e importante el significado que encierra: que Jesús se siente identificado con todo hombre, contigo y conmigo. ¿Por qué me persigues, le dice a Pablo? (Hech 26, 14). Gracias por recibirme, por ayudarme, nos dice a nosotros, sin importar el monto de lo que hayamos hecho o dado.

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