NO TENGAS MIEDO, DIOS NOS AMA

Cuánto daño hace un dedo acusador o una calumnia, verdad? Si eso te ha pasado, cómo te has sentido?
El que quiere ser fiel a Dios y a su proyecto de salvación universal y a la Iglesia, le espera eso y mucho más.
Jeremías lo dice así: “Pavor en torno; delátenlo, vamos a delatarlo…A ver si se deja seducir, y lo abatiremos” (Jer.20,10-13).
El que persevera en el camino del Señor, no debe olvidar que en las luces y sombras de la vida, en época de persecución y de aceptación, el Señor siempre está y estará con nosotros, como dirá Jeremías: “como fuerte soldado”. Una motivación de esto es que Dios se ha fijado en cada uno y nos ha encomendado su misión (cf.Mt.28,16-20; Mc.16,15-20; 1Cor.9,16).
No dudemos en alabar y bendecir a Dios en medio de la tormenta cada día, eso será una fortaleza y un consuelo grande de todo misionero.
Recuerda San Pablo, que si bien por un “sólo hombre entró el pecado del mundo” (Rom.5,12-15), por un hombre se desborda la gracia y el amor sin límites.
“No tengas miedo” es el pedido de Jesús hoy (Mt.10,26-33) y es un pedido que Él te hace a ti, a mí y a todos. Puede haber y hay gente que habla muy bien de la vida, de Dios mismo, de la Iglesia, de los mandamientos y sacramentos, pero cuán lejos está esa persona de lo que Dios quiere? Ellos no serán de esas personas que advierte hoy Jesús que quieren matar el “Alma y el Cuerpo?”. No tengamos miedo de aquellos que nos quieren apartar de Dios, de su Iglesia, de los mandamientos y sacramentos, hasta de la misma doctrina recibida de los Apóstoles.
No estamos obligados a obedecerles.
Cuánto nos ama Dios, cuánto espera Dios de nosotros y todavía no nos damos cuenta. “Hasta los cabellos de su cabeza están todos contados”. Esta es una gran promesa de amor que Dios nos regala. Que nada ni nadie nos robe la Fe: Amén.
Que nada ni nadie nos robe y nos aleje de la Eucaristía y nos aparte de la Iglesia: Amén.
Que nada ni nadie nos confunda en la fe y en la doctrina cristiana católica: Amén.
Que nada ni nadie nos desanime para trasmitir con libertad, el amor de Dios que transforma: Amén.
Recuerda: No tengas miedo, Dios nos ama.
Con mi bendición:

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