Queridos amigos, reciban mi cariño y abrazos fraternos en este domingo “Día del Señor”.
Las lecturas de hoy de la Palabra de Dios, nos inspiran y conducen a tener fortaleza, ánimo y confianza en Dios dentro de las adversidades muchas veces inevitables del camino de la vida, donde hay bellas rosas, pero que también tienen espinas.
Estamos continuando con la lectura del Evangelio de Mateo en el capítulo 10, que es el llamado y envío que hace Jesús a sus discípulos, y Jesús les advierte que no será una tarea fácil, pero también les dice algo maravilloso: “¡no tengan miedo!”
En la primera lectura del profeta Jeremías (Jr.20,10-13), el profeta experimenta que están murmurando contra él, y que desean su desaparición. Y Jeremías encuentra su fortaleza en Dios: “El Señor está conmigo”…porque Él “conoce lo íntimo del corazón del hombre”. El profeta confía en la justicia de Dios.
El salmo 68, es una bella oración: “el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude,…por tu gran compasión, vuélvete hacia mi”.
En la segunda lectura el apóstol Pablo (Rm.5,12-15), nos recuerda las consecuencias de la desobediencia de Adán, y nos recuerda los grandes beneficios de salvación que nos dio Cristo, superando el pecado por su misericordia “desbordante”. Si por Adán morimos, por Cristo tenemos la Vida eterna. Y esto es motivo de la esperanza que nos da la fe en Cristo nuestro Señor.
El evangelio de Mateo, (Mt. 10,26-33), es el envío a la misión de dar testimonio de Jesús en el mundo, y eso no será fácil, el “mundo”, se manifiesta con rechazo a la predicación de Jesús, se hace hostil, a la Verdad, la Vida, a la Justicia y Paz.
Los discípulos se sienten enviados “como ovejas en medio de lobos” (Mt.10,16ss).
Y el mismo Señor Jesús, les repite 3 veces: “!no tengan miedo!” Hay que tener la confianza puesta en Dios, la Verdad saldrá de todas maneras.
Se trata de poner nuestra confianza en Dios, para no dejarnos llevar en las “confianzas mundanas” que nos pueden privar de la vida eterna. Hay que temer de echar a perder nuestra vida orientándola hacia el mal.
Hemos de tener la confianza en el amor de Dios, él es nuestro Padre.
La confianza en Dios nos da fortaleza, acrecienta nuestra fidelidad a Él, y como dice el bello salmo 22: “aunque camine por quebradas oscuras, no temo ningún mal, porque tú estás conmigo Señor”
Oremos al Señor, que nos conceda su gracia y aumente nuestra fe para superar el miedo en las adversidades de la vida (Mt.8,23-27), y que aprendamos a superarlos con astucia, valentía y prudencia (Mt. 10,16b).
Los tengo en mi oración y en la misa que celebraré hoy.
Sigamos orando unos por otros.
Oh María sin pecado concebida. Ruega por nosotros que recurrimos a Ti.

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