¿SABES?, NO ESTAMOS SOLOS

¿Alguna vez te has sentido solo? ¿Pensaste que Dios se ha olvidado de ti? ¿Crees realmente que Dios está contigo y los tuyos? Recuerdo a un joven de 19 años que vino a buscarme porque quería conversar con alguien. Entre otras cosas él decía: “todos me han dejado solo, nadie quiere escucharme, mi vida ya no tiene sentido, me han sacado del trabajo, en mi barrio no quieren que camine por ese lugar, mi enamorada me dejó, mi familia me está dando la espalda, me sacaron de mi grupo parroquial porque me dijeron que este grupo no es para mí, etc; siempre hago las cosas mal. Padre, ¿cómo quieres que me sienta? Quiero acabar con mi vida, nada tiene sentido”. Nunca estás solo, Dios siempre cuida de ti hermano. Pero no te olvides: porque te ama Él espera mucho de ti, no le falles”.

Hoy celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad. Sabemos de nuestra doctrina. Creemos en un solo Dios verdadero en tres personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios. Pongámonos a pensar por un momento esto: cuando nos levantamos, nos hacemos la señal de la cruz, invocando a la Santísima Trinidad; cuando nace un bebé, los papás invoca a la Santísima Trinidad , porque le dan gracias a Él por la vida; cuando salimos de casa, invocamos a la Santísima Trinidad; cuando los papás le dan una bendición a sus hijos, invocan a la Santísima Trinidad; cuando recibimos un sacramento, el sacerdote invoca a la Santísima Trinidad; cuando tomamos los alimentos, invocamos a la Santísima Trinidad; cuando rezamos por un enfermo, invocamos a la Santísima Trinidad; cuando estamos a punto de tomar una decisión, invocamos a la Santísima Trinidad; cuando alguien muere, invocamos a la Santísima Trinidad; y cuando nos vayamos al cielo, nos encontraremos con la Santísima Trinidad.

El libro de los Proverbios (Pv.8,22-31) nos pone a Dios como un Dios siempre cercano a lo que crea, y su mano poderosa está siempre allí: “Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo”. Todo, por tanto, tiene sentido en Dios. No se entiende nada si no es desde la mirada de Dios. Aquello que dice el salmista de que: “todo lo sometiste bajo sus pies” (Salmo 8) es cierto. La autoridad la tiene siempre Dios Uno y Trino.

Dios uno y trino es una perfecta comunión de amor, es una perfecta comunidad de amor. Qué gran tarea, en medio de este mundo tan dividido por las enemistades y las discordias, se hace urgente vivir la unidad, fruto del amor, fruto de Dios mismo. Juan nos pone, en su evangelio (cf.Jn.16,12-15), a un Jesús que vive una perfecta comunión entre el Padre (porque “todo lo que es del Padre es mío”) y el Espíritu Santo (“Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo comunicará a ustedes”). Siempre que invocamos la presencia de Dios, nos sentimos acompañados, acogidos, fortalecidos, encaminados, animados. Para aquellos que piensan, como el joven de la historia de la vida real, que su vida no vale nada, o que se sienten o están solos, les digo: que están muy equivocados, no estamos solos. Dios no se equivoca al decir: “sepan que Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo” (Mt.28,20).

Hoy, mañana y siempre hagamos siempre nuestro acto de:

Tú eres el PADRE bueno, que crea y que abraza. Amén.

Tú eres el HIJO JESUCRISTO, que bendice y acoge desde la Cruz, se queda en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en cada Eucaristía y que está en cada pobre, que es tu predilección de amor. Amén.

Confesamos que eres ESPÍRITU SANTO, que pone fuego de amor santificador a toda la Iglesia y al mundo entero, renovando corazones y animando para ser portadores de buenas nuevas. Amén.

¿Sabes? No estamos solos.

Con mi bendición.

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