ENTRA EN EL GOZO DE TU SEÑOR

LA PALABRA HOY: Proverbios 31,10-13.19-20.30-31; Salmo 127; 1 Tesalonicenses 5,1-6; Mateo 25,14-30

Ambientación: Un cofre (caja) vacío y otro con monedas, al lado una vela encendida. Frase: Entra en el gozo de tu Señor.

Cantos sugeridos: Háblame, Id y enseñad

AMBIENTACIÓN:

Todo discípulo vive en actitud vigilante. La parábola de los talentos nos recuerda que esa vigilancia consiste en dar frutos según los dones que cada uno ha recibido mientras espera el retorno de Cristo. Aprovechemos el tiempo presente mientras esperamos sin miedo el juicio futuro.

Oración inicial

Señor de Misericordia, tú conoces nuestra vida

y sabes muy bien lo que has puesto en ella.

Nos regalaste muchos dones y talentos,

que no sabemos hacer fructificar

porque es más cómodo quedarnos como estamos.

Hemos recibido nuestras familias,

Nuestros amigos, nuestra comunidad cristiana,

donde nuestros talentos deben producir frutos en la relación cotidiana, movida y alimentada por el amor mutuo.

Por todo esto, ayúdanos, Señor,

a vivir de acuerdo a tu santa voluntad,

y a buscar siempre producir los frutos

que Tú esperas que demos como buenos

servidores de tu Reino. AMÉN.

LECTIO: ¿Qué dice el texto? Mateo 25,14-30

Motivación:   Sabemos que Dios nunca nos pide por encima de nuestras posibilidades. Sabemos que nos da libertad en todo momento. Y sabemos que espera que sepamos usar nuestras capacidades para hacerlas crecer y fructificar. Pero hay un enemigo acechando: el miedo. Escuchemos.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

– Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejo cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.

El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo, y ganó otros dos.

En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo volvió el Señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.

Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”.

Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu seño”.

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:

“Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”.

Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidos; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”.

Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo:

Señor, sabía que eres exigente, que cosechas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.

El Señor le respondió:

“Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que cosecho donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quítenle el talento y dénselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil échenlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”.

Preguntas para la lectura:                    

  • ¿Qué personajes aparecen en la parábola?
  • ¿Cómo actúan los criados? ¿Cómo evaluó el amo el comportamiento de cada uno de ellos?
  • ¿Cómo justifica el tercer siervo su comportamiento?
  • ¿Cómo reacciona el amo ante estas explicaciones?
  • ¿Cuál es el destino final de cada uno de los servidores?

MEDITATIO: ¿Qué ME dice el texto?

Motivación: Jesucristo, el Señor, nunca exige nada sin antes dar con abundancia. Si creemos esto, alejaremos el miedo y viviremos el presente con el deseo de responder a la confianza que el Señor ha depositado en nosotros.

  • Enumera los dones y talentos que Dios te ha dado. ¿Los reconoces con gratitud?
  • ¿Somos responsables con los dones y talentos que el Señor ha puesto en nuestra vida?
  • Sé que eres hombre duro… ¿Pienso, también, que Dios me exige más de la cuenta?
  • ¿En qué deberíamos ser más “productivos” los cristianos?
  • ¿Qué miedos nos impiden multiplicar los talentos que hemos recibido?

ORATIO: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?

Motivación: El Señor nos impulsa a aprovechar cada día como una ocasión de encargarnos de “lo suyo”. Seamos animosos y fieles en la tarea del Reino, alejando el temor que nos paraliza. Pidámoslo en este momento de oración.

Luego de un tiempo de oración personal, compartimos nuestra oración. Se puede, también, recitar el Salmo 127.

CONTEMPLATIO: ¿Qué me lleva a hacer el texto?

Motivación: El Señor espera que con los dones y talentos que nos ha dado seamos fieles a la misión confiada. Para san Vicente, la fidelidad a las reglas y a las costumbres asegura el progreso espiritual.

¡Oh padres y queridos hermanos míos! Creedme, no hay nada mejor que ser fieles a Dios y perseverar en el bien que hemos emprendido. “Como has sido fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho”, dice Dios. Así pues, seamos fieles, fieles en la práctica de nuestras reglas, fieles en la observancia de las santas costumbres de la compañía, fieles en la observancia de las buenas obras que hemos emprendido, en una palabra, fieles en todas las cosas.

Compromiso:

  • Hacer una lista de los talentos que Dios me ha dado, y ponerlos en práctica a lo largo de la semana, empezando por el que menos valoro.
  • En nuestro grupo, comunidad: ayudar a reconocer con sencillez los talentos que los demás poseen.

Oración final

Señor Jesús,

te pedimos que derrames sobre nosotros,

tu gracia para vivir nuestro seguimiento a ti,

dándonos y entregándonos totalmente a los demás

como lo hiciste Tú;

ayúdanos Señor, a que amemos

y amemos hasta el final,

buscando en todo momento,

colocar todo lo que somos y tenemos,

todo lo que Tú nos has dado,

para ayudar y servir a los otros.

Derrama Señor, tu gracia en nosotros,

haciéndonos conscientes que hay más alegría

en dar que en recibir, y que tus dones fructifican

en la medida que nos damos y nos entregamos

a los que nos rodean.

Ayúdanos Señor, a amar dándonos,

a entregarnos siendo serviciales,

a vivir la vida como una tarea,

siendo presencia visible de tu amor

mostrando con nuestra manera de ser y de actuar

que Tú eres nuestro Dios y Señor. Que así sea.

 

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