Queridos amigos

Antes de irse, el señor de la parábola (Mt 25, 14-30) dejó 5 “talentos” (=5 quintales de plata u oro, no especifica) a uno de sus trabajadores, 2 a otro y 1 a un tercero. En cualquier caso una fortuna a cada uno, para que la hicieran rendir según sus capacidades. Observemos que a cada uno le dejó distinto, pero más que suficiente aún al que le dejó menos. Y digamos que es importantísimo que cada uno de nosotros sepa cuántos “talentos” (en términos de salud, inteligencia y tiempo) le ha dejado el Señor. ¿Como 1, como 2, como 5…? Solo sabiéndolo (=conociéndonos y conociendo a los demás), sabremos cuánto podemos rendir y cuánto esperar de los demás. También, cuánto habrá de exigirnos el Señor cuando vuelva para pedirnos cuentas.

La importancia de esta parábola no está tanto en la invitación a ser precavidos y estar vigilantes, que hizo a las 10 vírgenes (Mt 25, 1-13); cuanto en la invitación a hacer rendir los dones, que nos ha dejado. Los dones con los que venimos al mundo son desiguales, pero a todos se les pide: 1, esforzarse y arriesgarse 2. Cada uno según lo recibido (de aquí la importancia de conocerse bien). Que quien recibió 2 no se empeñe ni sufra por no dar como 5, y viceversa, quien recibió 5 no se limite ni contente con dar como 2 y menos como uno. 3. La retribución del Señor a quienes han cumplido al máximo, será equitativamente la misma, sin importar si recibieron 1, 2 ó 5 “talentos”.

“Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor, como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor” (Mt 25, 21). Es lo que dijo Jesús a quienes recibieron 5 y 2 “talentos” y supieron trabajarlos. Y es lo que habría dicho a quien recibió sólo 1 “talento”, si hubiera sabido trabajarlo. Lamentablemente no fue así. En la parábola, quien recibió sólo 1 “talento” tuvo miedo de arriesgar el don recibido y lo enterró (lo ocultó). Es lo que dijo, para excusar su nula ambición y mucha flojera, tanta que ni se molestó en llevar la plata al banco para ganar intereses. Lo que el hombre dijo e hizo, Jesús lo condenó por ir contra el plan de Dios, que quiere la superación de la persona y la colaboración en el desarrollo del mundo.

 Jesús nos anima a rendir más para tener más, pero al mismo tiempo nos previene, dando a la parábola un unhappy end: al trabajador negligente y perezoso se le quitará el extra que se le dio, se le privará de lo que tenía y se lo echará a las tinieblas exteriores en las que será el llanto y el crujir de dientes, según la expresión tantas veces usada por Jesús.

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