Queridos amigos reciban mi cordial saludo en este Domingo “Día del Señor” que celebramos la fiesta litúrgica de la “transfiguración del Señor”, que permite ver, sentir, la gloria de Dios en Jesucristo, animando y fortaleciendo la fe de sus discípulos.
Este es un Domingo hermoso porque él Padre Eterno nos comunica lo más grande de su amor: nos presenta a su Hijo muy amado, y en él radica nuestra fe, esperanza, y nos muestra el camino de la bienaventuranza eterna.
En la primera lectura de la profecía de Daniel (Dan.7, 9-14), motiva a la esperanza de la grandeza de la “venida del Hijo del Hombre”.
Y el salmo 96, aclama la fuerza, el Espíritu que viene de Dios: “El Señor reina, alégrese la tierra, los cielos proclaman su justicia, y todos los pueblos contemplan su gloria”.
En la segunda lectura escuchamos el testimonio de lo que ocurrió en la transfiguración del Señor porque han sido “testigos oculares”: “nosotros oímos esta voz que venía del cielo (“Este es mi Hijo muy querido…”), mientras estábamos con él en la montaña santa”, ” no se trata de fábulas ingeniosamente inventadas.”
El evangelio de Mateo (Mt.17, 1-9), nos relata el suceso ocurrido, se realiza en una montaña, evoca la revelación de Dios en el monte Sinaí cuando Moisés recibe las tablas de la Ley (los mandamientos).
Cristo, aparece junto a Moisés y Elias, que representa el camino de la Ley y los Profetas que guían al Pueblo.
Ahora Cristo es la revelación misma de Dios en su Hijo, por ello, el Padre Eterno, lo expresa: “…escúchenlo”. Efectivamente, Cristo, es el Camino, la Verdad y la Vida.
El está con nosotros, es fortaleza para los discípulos y para nosotros en el camino adverso que nos toca recorrer. La fe en Cristo, nos ayuda a sobrepasar el paso de la cruz, nos abre en la esperanza de la misericordia y justicia de Dios.
Hoy está culminando el encuentro mundial de las juventudes con el Papá Francisco en Lisboa, donde se han reunido más de un millón y medio de personas, para vivir la experiencia de la fe que se celebra, que nos motiva a dar testimonio de Cristo, para ser “sal y luz” para el entorno de nuestro mundo que nos toca vivir.
El Papa Francisco en su homilía de hoy ha recordado a los jóvenes 3 palabras motivadoras del Evangelio de hoy:
*”Resplandecer” la luz de Cristo en nuestra vida para transmitirla a los demás.
*”Escuchar” a Cristo, amarlo, seguirlo, leer su Evangelio y llevarlo a la práctica.
*”no tener miedo” para afrontar las adversidades y desilusiones, hemos de mantener la Fe que Cristo está con nosotros, es El Camino y Esperanza, en él está la Vida Eterna.
Unámonos al Papa y jóvenes para dar gracias Dios por darnos a su Hijo Jesús.
Los tengo presente en mi oración y en la misa que celebraré hoy.
Les pido una oración especial por la próxima Asamblea Nacional AMM que realizaremos el 12 y 13 del presente mes.

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