Luego de aparecerse el Señor a sus discípulos y darles pruebas de que efectivamente había resucitado y esto porque para los discípulos era la primera experiencia con un resucitado y por lo tanto se comprende que tuvieran dificultades para asimilar tan tremenda y única experiencia y más aún para  comprenderla.  

De ahí que el Señor siente que debe darles pruebas de que efectivamente había resucitado y que no era ningún fantasma sino que era Él mismo al que habían seguido durante los tres años aproximadamente que duro su ministerio público. 

Por eso una vez que logra este objetivo el Señor se dedica a hacer repaso de sus enseñanzas con los discípulos y la primera es sobre cómo deben comportarse con los miembros de las comunidades que irán naciendo fruto del testimonio que ellos den sobre su persona, la persona de Nuestro Señor Jesucristo.  

Deben tener siempre presente el ejemplo que Él les ha dado, Él es el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas y por lo tanto ustedes también deben comportarse como tales y no como el asalariado que le interesa solamente lo que va a ganar por el trabajo realizado pero que no le interesan las ovejas ni busca protegerlas ante los peligros.  

En esta ocasión la enseñanza que les recuerda el señor a los suyos es que siempre deben estar unidos a Él, para poder hacer lo que Él les ha enseñado de palabra y de obra. Tal como Él ha cumplido siempre la Voluntad de su Padre que está en los cielos y ha realizado todo lo que ellos le vieron hacer por el poder de Dios, así también ellos deben estar unidos a Él y dejarse hacer por el Padre que está en el cielo para que puedan dar también ellos muchos frutos como Él mismo los dio y de lo cual ellos fueron testigos.  

Para esta enseñanza ya no usa la imagen pastoril sino que ahora usa la imagen agrícola del cultivador de viñas que a su tiempo poda las plantas para que estas den el fruto. 

Resalta en todo momento la necesidad de permanecer unidos a Él para poder dar los frutos de las buenas obras que no solo Dios sino que todos esperan que realicen, los discípulos del Señor Jesús. Advierte que si no lo hacemos así corremos el peligro de echarnos a perder ya que solo junto a Dios encontramos plenitud en nuestras vidas porque en la compañía del Señor siempre recordaremos y encontraremos las motivaciones y fuerzas necesarias para hacer el bien ya que lejos de Él “las tribulaciones, las persecuciones” hacen que se olviden de su misión; o también “las preocupaciones mundanas, la seducción de las riquezas” no les permiten dar frutos porque se ahogan en ellas. 

Y termina esta enseñanza con una motivación para que se esfuercen en permanecer unidos a Él “con esto recibe gloria mi Padre, en que ustedes den fruto abundante, así serán discípulos míos”. 

PARA TODOS NOSOTROS HERMANOS Y HERMANAS TAMBIEN SON ESTAS ENSEÑANZAS YA QUE SEGUIMOS AL RESUCITADO Y HAREMOS BIEN EN REALIZAR EL ESFUERZO CONSTANTE DE REALIZAR SIEMPRE EL BIEN QUE SON LOS FRUTOS QUE DIOS ESPERA DE SUS HIJOS E HIJAS, QUE SOMOS NOSOTROS. 

Leave Comment