En este tercer domingo del tiempo ordinario se da inicio a la lectura continuada del evangelio según San Lucas, tal como corresponde al ciclo “C” del tiempo ordinario.

Y empieza el evangelista presentándonos su obra y su finalidad. Descubrimos que el texto está dedicado a un tal TEÓFILO a quien llama ilustre. Su obra es fruto de una investigación diligente y comprobada y por eso la pone por escrito y de manera ordenada. Con la finalidad de que sirva como fuente de conocimiento solido de las enseñanzas que ha recibido el ilustre TEÓFILO.

La tarea de emprender a componer un relato de los hechos que sucedieron entre ellos y que se dan por cumplidos se basan en tradiciones transmitidas por quienes fueron testigos oculares y luego predicadores. Es decir lo que transmitían estas personas, son hechos de los que ellos mismos habían sido testigos, y por lo tanto no eran historias inventadas por ellos.

Luego de esta introducción el texto hace un salto y se ubica en el capítulo cuatro y da inicio al relato que sigue al momento después del bautismo del Señor, saltándose todo lo referente a San Juan bautista su anuncio, su nacimiento y su predicación en el desierto y posterior encarcelamiento al igual que a la anunciación, visitación, nacimiento, presentación en el templo, su presencia en el templo y su bautismo a manos de Juan el Bautista, sus cuarenta días en el desierto y su experiencia frente al tentador.

El texto de este domingo nos presenta al Señor Jesús volviendo a Galilea a impulso del Espíritu donde enseñaba en las sinagogas y quienes lo escuchaban lo alababan y por eso se iba extendiendo su fama.

Llegó el día en que “fue a Nazaret, lugar donde se había criado, y según su costumbre entró un sábado en la sinagoga y se puso de pie para hacer la lectura” con lo que nos enteramos que en la sinagoga la gente se reúne para escuchar la palabra de Dios.

Cuando le entregaron el libro del profeta Isaías, el Señor lo abrió y encontró el texto aquel que habla de las señales que acompañaran al Mesías del Señor. Por eso al terminar la lectura y teniendo a todos con la vista puesta en Él les dirige la palabra para asegurarles que en presencia de ellos aquello que había anunciado Dios por medio del profeta Isaías se da por cumplido.

Con este anuncio solemne y después de haber sido anunciado primero a la doncella de Nazaret, por el arcángel Gabriel, a los pastores en la montaña por el ángel, a los que se bautizaban en el Jordán cuando resonó aquella voz del cielo “Tú eres mi hijo querido, mi predilecto”. Ahora Él mismo y afirmándose en el texto de la Palabra de Dios se da a conocer como el MESÍAS, al afirmar que el texto proclamado se cumple en Él.

Queda claro entonces que la primera afirmación que se hace en el relato da solidez a las enseñanzas que el ILUSTRE TEÓFILO ha recibido. Jesús es el Mesías, enviado por Dios para anunciar BUENA NOTICIA a los hombres en especial a los que se encuentran lejos para traerlos cerca y experimenten el amor de Dios a través del anuncio de libertad a los cautivos, devolviendo la vista a los ciegos, liberando a los oprimidos y lo mejor de todo anunciando el año de gracia del señor, es decir un año de jubileo donde las cosas vuelven a su estado original…

PARA USTEDES FAMILIARES Y AMIGOS LES DESEO UN FELIZ DOMINGO.

QUE TAMBIÉN NOSOTROS, COMO EL ILUSTRE TEÓFILO, AL CONOCER LOS HECHOS QUE SE HAN CUMPLIDO EN LA PERSONA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, ENCONTREMOS SOLIDEZ EN LAS ENSEÑANZAS RECIBIDAS.

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