Dios siempre es el centro de nuestra vida!!!

Sin motor, un auto o cualquier máquina no puede encenderse; sin agua las plantas, los animales, los peces, y las personas perecemos; y sin Dios nuestra vida es una ruina!!! (cf.Jn.15,5; Filp.1,21).

Cuaresma siempre es un tiempo para afianzar más nuestra fe, como adhesión total a Dios. Él constantemente nos recuerda lo mucho que nos ama, que nos acompaña, pero pide fidelidad. En eso consiste la alianza de Dios para con su pueblo, que le recuerda: “Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto…no tendrás dioses fuera de mí” (Ex.20,1-17).

Fidelidad tiene que ver con fe, y esta no es otra que fiarse de Dios y tenerlo siempre como el “único Dios verdadero”, ya que no hay otro. Esto en contraposición a lo que vive hoy el mundo. ¿Cuál es su “dios” hoy en día?: el uso excesivo de las redes sociales, creando no sólo una dependencia esclavizada, sino rompiendo con ello, las relaciones fraternas en casa; otro “dios” es el alcohol, las drogas, la pornografía “digital” o “del ciberespacio”, el odio en casa o fuera de ella, la música que no tiene buenos contenidos y que te quitan la paz, la brujería, lectura de los horóscopos y de las manos, las limpias (baño de flores) en cualquier momento de dificultad o al final del año, el yoga, el reiki, el taichí, etc, etc.

¿Cuántos ídolos cargamos en nuestra vida que impiden una buena o auténtica fidelidad a Dios? Idolatría no es otra cosa que “reemplazar a Dios” y ponerlo en un segundo plano porque no lo necesito. Pero sigue esperando nuestra fidelidad.

No nos gusta que nos exijan en o desde los mandamientos. Lo triste es pensar que “ya pasó de moda” o que eso es “para los abuelitos-as” con el perdón de ellos. El salmista, en este domingo, nos termina de ubicar en esto: “La Ley del Señor es perfecta y es descanso del alma” (Salmo 18, 8-11). Los mandatos del Señor no son ni serán una carga que no podemos aceptar, son caminos de felicidad y de salvación que vienen del mismo corazón de Dios.

Jesús encuentra, en el templo, a unos vendedores de bueyes, ovejas y palomas y les hace recordar lo que ellos mismos sabían: “quiten esto de aquí, no conviertan en un mercado la casa de mi Padre” (Jn.2,13-25). Dios siempre es o debe ser el centro de la vida de todo fiel. Ese Dios, encarnado en Jesús, nos invita a mirarle con fe, pronto padecerá, sufrirá y morirá para luego resucitar. Jesús termina en el evangelio con esa enseñanza: “destruyan este templo y en tres días lo construiré”. Se presenta como el nuevo templo, en quien podemos poner toda nuestra esperanza.

Tú tarea, la mía y la de todos será el poner como centro de nuestra vida a Jesús muerto y resucitado: “nosotros predicamos a Cristo crucificado” (1Cor.1, 22-25).

Vivamos con más profundidad la cuaresma teniendo siempre que Jesús debe ser el centro de nuestra vida cristiana cada día de nuestra vida!!!

Que así sea!!!

Con mi bendición:

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