El evangelio de este domingo nos presenta a los fariseos en retirada, pero se retiran para ponerse de acuerdo, para confabularse en contra del Señor Jesús y ponerle trampas por medio de preguntas, para tener luego de que acusarlo.
En vista que en el ámbito religioso el Señor Jesús a sentado su autoridad y no se le puede hacer caer en la trampa, es que la pregunta que le hacen los enviados de los fariseos gira en torno a la obediencia de la ley civil.
En este caso es sobre la obligación de pagar el impuesto al César, el emperador romano, que en ese entonces ha impuesto su autoridad en todos los territorios conquistados y que ahora forman parte de su gran imperio, ¿se debe pagar o no se debe pagar?
La trampa está en qué si dice: que no se debe pagar, se le puede acusar de subversivo, que incita al pueblo para que no cumpla con la ley impuesta por el conquistador que en este caso consiste en pagar impuestos; por otro lado, si dice que si se debe pagar los impuestos al conquistador entonces se le puede acusar de ser un colaboracionista con el poder del conquistador, se le puede acusar como traidor de su pueblo.
El señor Jesús resuelve la trampa tendida a través de la pregunta de si se debe pagar o no el impuesto, pidiendo que le muestren la moneda del impuesto y cuando le muestran el denario, pregunta ahora Él a los mensajeros “¿De quién son esta cara y esta inscripción?” y ante la respuesta dada que el rostro e inscripción son “Del César” entonces el señor Jesús les termina diciendo que le paguen al César lo que es del César. Es como decirles si ustedes tienen monedas del imperio es porque hacen negocio con él, es por qué están de acuerdo con los conquistadores, así que deben pagar los impuestos.
Pero la cosa no queda ahí ya que el Señor Jesús reclama que se le dé a Dios lo que es de Dios. En pocas palabras les está diciendo, que como miembros del Pueblo de la Alianza, del pueblo de Dios, deben guardar la Alianza con el Señor, que los obliga a no tener otro Dios fuera de Él, y que sus mandamientos deben ser cumplidos como muestra de que están cumpliendo la Alianza, el Señor será su Dios y ellos serán su pueblo.
PARA TODOS USTEDES PIDO AL SEÑOR JESÚS, A QUIÉN EN ESTE MES DE OCTUBRE LO LLAMAMOS “SEÑOR DE LOS MILAGROS”, QUE SIGA ANIMANDO NUESTRO COMPROMISO MISIONERO.
UNA MANERA DE IR TODOS AL MUNDO ENTERO PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO, ES OFRECER NUESTRA OFRENDA SOLIDARIA CON LOS MISIONEROS Y QUIENES HABITAN TIERRAS DE MISIÓN, ASÍ ESTAREMOS CUMPLIENDO EL MANDATO QUE EL SEÑOR JESÚS HA DADO, Y QUE HEMOS RECIBIDO TODOS SUS DISCÍPULOS Y MISIONEROS QUE FORMAMOS LA IGLESIA Y CUYA NATURALEZA ES SER MISIONERA.

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