Queridos hermanos nos volvemos a encontrar para meditar juntos la Palabra de Dios en el día del Señor. Seguimos caminando de la mano de San Vicente de Paúl para poder encontrar el camino que nos conduce a contemplar el rostro de Jesús en los pobres, que son nuestros amos y señores. Queremos en este día compartir el mensaje de salvación y transmitirles con sencillez y aplicar en nuestra vida el compromiso de cada semana.

El evangelio de este domingo está tomado de San Marcos y creo que es decisiva la importancia que adquiere para nuestras vidas en el marco de comprender auténticamente la exigencia del camino del seguimiento de Jesucristo, porque es en este domingo que surge la pregunta más importante y realista: ¿Quién dice la gente que soy yo? Parece que fuera bastante sencilla poder contestar la pregunta a la luz de teorías o frases aprendidas, pero realmente lo más importante es mirar con precisión y exactitud que nuestra respuesta tiene que salir de nuestras convicciones,  tenemos que ser auténticos. Solo desde la autenticidad podemos dar una respuesta convincente y no armada con textos de charlatanes.

Ante la pregunta que hace el Señor Jesús relacionada con su identidad, Pedro responde adecuadamente: tú eres El Mesías. Jesús no contradice la respuesta, acepta que él es el enviado del Padre, que es el Mesías, que es el ungido que ha venido a salvar al pueblo. Pero, cuidado, la pregunta es precisa quién soy yo, es decir, quién soy yo el Señor. No pregunta ¿quién es el que habla en nombre mío? No nos podemos auto predicar, no nos podemos arrogar algo que no nos corresponde, no somos los salvadores del mundo, somos los testigos del Salvador del mundo, y desde esa realidad tenemos que aprender a respetar y a predicar con sencillez. Por eso el discípulo de Jesús que emprende el camino del seguimiento asume la lógica de Dios, la del amor, que se entrega hasta padecer humillación, con tal de salvar y dar vida verdadera, ese sentido es el que lleva a Jesucristo entregarse en la cruz, solo el amor del Mesías nos conduce a la verdadera salvación, así el hombre ha entrado a pertenecer y a formar parte de los elegidos de Dios.

Finalmente queridos hermanos, no olvidemos en ningún momento que el camino que hemos emprendido, es un camino que nos conduce a contemplar la verdadera la caridad y la verdadera misión en bien de aquellos que salimos a evangelizar. La pregunta ha sido decisiva, nos toca a nosotros dar una respuesta coherente, según lo que vivimos y según lo que conocemos de Jesús, este conocimiento no es cosa aprendida, sino cosa vivida, de lo que yo vivo seré capaz de responder a la pregunta y diré Señor tú eres el que verdaderamente me ha invitado a cumplir la voluntad del Padre en la persona de los pobres, porque en ellos he descubierto tu amor y tu misericordia.

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