Luego de haber escuchado la proclamación del capítulo 6 del evangelio según San Juan durante 5 domingos, desde el domingo XVII hasta el domingo XXI; este domingo se retoma la lectura continuada del evangelio según San Marcos que como recordaremos en el domingo XVI nos hacía saber que el Señor Jesús después de haber enviado a sus discípulos de dos en dos para predicar la conversión, liberar a los poseídos por espíritus inmundo, y ungir a los enfermos con aceite y curarlos, estos enviados regresaron contentos de la misión realizada y le contaban al Señor lo que habían hecho en su nombre ante lo cual el Señor los invito a ir a un lugar tranquilo y apartado para descansar y así lo hicieron, solo que al llegar a ese lugar, la gente se les había adelantado de tal manera que cuando desembarcaban, el Señor al ver a aquella multitud sintió compasión por ella, y se las imagino como si fueran ovejas que deambulaban sin pastor y de ahí que posponiendo el descanso y la comida para otro momento se puso a enseñarles muchas cosas.

En esta oportunidad el evangelio según San Marcos, nos presenta al Señor Jesús recibiendo la visita de gente venida de Jerusalén quienes al percatarse que los discípulos del Señor toman los alimentos sin lavarse las manos le preguntan al Señor la razón por la que sus discípulos no guardan las costumbres de los mayores, a lo que el Señor Jesús recordando al profeta Isaías les responde haciéndoles notar que ellos se fijan en las cosas externas pero que sin embargo no profundizan en lo que hacen: ORACIÓN SIN COHERENCIA DE VIDA: honran a Dios con los labios, podíamos decir de palabra, pero sin embargo su corazón está lejos de Dios; CULTO VACIO: Unas celebraciones que no llevan al compromiso de practicar la justicia, la misericordia y la fidelidad; ENSEÑANZA INTERESADA: enseñan preceptos humanos antes que los mandamientos, se olvida la jerarquía de verdades en la enseñanza, se da más valor a las tradiciones aunque a veces estas van en contra de la enseñanza evangélica. Como vemos lo dicho antiguamente por el profeta de parte de Dios aún hoy tiene vigencia, como tuvo vigencia en tiempos del Señor Jesús; es la gran tentación a la que estamos expuestos descuidar los mandatos del Señor y preocuparnos por mantener las tradiciones de los hombres.

Termina el relato de este domingo llamando el Señor Jesús a la gente para enseñarles que lo que hace impuro al hombre son los malos propósitos y las maldades que salen de dentro de su corazón.

Y si de dentro del corazón del hombre brotan los malos propósitos y las maldades entonces la tarea que tenemos cada uno de nosotros es purificar nuestro corazón de todo ello, librarlo de todo aquello que está en contra de la vivencia del mandamiento del amor. Llenar el corazón de amor a Dios y amor al prójimo es la tarea, de tal manera que no haya espacio para los malos propósitos ni las maldades.

Y si descubrimos que en el esfuerzo por realizar la purificación del corazón no podemos con la tarea entonces es tiempo de empezar a clamar a Dios para que lo purifique ya que reconocemos que solos no podemos.

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